Olga Imbaquingo
Corresponsal en Nueva York
Al fin llegó la hora de que la Organización de Estados Americanos (OEA) confronte el tema tabú: Cuba. Sin embargo, ni en Washington ni en La Habana ni en el resto de capitales latinoamericanas se esperaba esta noticia: que la isla vuelva pronto al seno del organismo continental.
Es el nuevo presidente de EE.UU., Barack Obama, quien ha puesto a soñar a los defensores del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EE.UU. y de aquellos que aún esperan una “OEA al fin completa”.
“Estoy a favor de dejar atrás el embargo y tener relaciones más abiertas y transparentes con nuestros vecinos”, dijo el profesor de Política de la Universidad Estatal de Oregón, Richard Clinton. Agregó que “me preocupa y tengo que admitir que el trato a periodistas, intelectuales y disidentes en Cuba es una de las razones que postergarán un cambio de actitud de Washington”.
Para Clinton, en la cita de Honduras no se llegará más allá de los simbolismos, porque hay un principio que determina “el derecho a un asiento en la OEA. Según él, “eso significa que todos los países deben tener regímenes elegidos mediante el voto”.
Pero este intelectual es muy crítico de la democracia formal que EE.UU. y Latinoamérica fomentan. “Llevar al pueblo a votar cada cuatro o cinco años, no es democracia”, dice.
La revista Time expone el mismo argumento. “Podría ser fácil decir que la expulsión de Cuba de la organización multilateral es un arcaísmo de la Guerra Fría.
La revista subraya que eso solo pudo entenderse durante la crisis de los misiles y que dos décadas más tarde de la caída de la Unión Soviética no tiene sentido. Pero en 2001, “la OEA aprobó la Carta Interamericana que exige elecciones multipartidistas para ser miembro”.
La publicación, además, hace caer en cuenta que los fervientes defensores del fin del embargo, entre ellos los de los derechos humanos, ponen sus reparos a la admisión de Cuba en la OEA. Ellos no mirarán su política hacia los disidentes.
Así, Ángel DeFana, representante del movimiento disidente Los Plantados, con sede en Miami, y quien viajó a la cita de la OEA en
Honduras, puso todo el peso de la responsabilidad sobre el Gobierno de Cuba. “A los Castro no les interesa regresar a la OEA, no tienen interés de respetar los derechos humanos ni las relaciones bipartidistas”.
Destacó a este Diario el hecho de que empiecen los diálogos que quedaron congelados durante la era de George W. Bush, pero no ve ninguna señal optimista. Su pedido en San Pedro Sula a los gobiernos fue que en vez de “ubicarse del lado del Gobierno de Cuba se pongan del lado del pueblo”.
ParaDeFana, “hay un cambio de actitud de una sola vía. Obama levantó algunas sanciones, quiere hablar de inmigración, quiere entrar al diálogo ¿Y Cuba? Lo más visible es que sigue acusando a los otros países de ser monigotes del imperio”.
Según Clinton, “Brasil tiene capacidad de liderazgo y puede ayudar mucho a un acercamiento entre Cuba y EE.UU. Obama sí quiere cambios más allá de las formas, pero tiene una feroz oposición de los republicanos.