La VII Cumbre de las Américas quedará en la historia. El inédito encuentro de los presidentes de Cuba y Estados Unidos, luego de la revolución cubana de 1959, es un paso significativo.
Si Barack Obama y Raúl Castro saludaron en el funeral de Nelson Mandela, el sorpresivo diálogo satelital de diciembre fue seguido por conversaciones bilaterales.
Está próxima la instalación de los embajadores de ambos países y pronto deberá cesar el embargo a Cuba que la ha mantenido aislada del mundo.
Cuba nació a la independencia de España tardíamente. La influencia de Estados Unidos, un vecino más que absorbente en el ámbito militar y comercial, dejó huella.
Con el asalto al Cuartel Moncada en 1953, el juicio y prisión a Fidel y sus compañeros de insurgencia, el viaje a México para preparar la insurrección, el giro de los acontecimientos cobró una singular perspectiva. Vino el desembarco de los clandestinos ocupantes del pequeño buque Granma, la guerrilla de Sierra Maestra y el derrocamiento del tirano Batista en 1959 con la entrada de ‘los barbudos’ a La Habana.
Llegó una época dura de prisión y fusilamientos para los contra revolucionarios, exilios- eternos para muchos-, expropiaciones de fábricas, predios rurales y mansiones.
Desde la invasión repelida en Playa Girón hasta la proclamación del carácter socialista de la revolución, la crisis de los misiles que puso en vilo la estabilidad del planeta en plena Guerra Fría hasta el inmenso subsidio soviético, la revolución se consolidaba. Pero llegaron a la URSS la Perestroika, la Glasnost y siguió la caída del Muro de Berlín. Al subsidio socialista le sucedió el regalo de petróleo de la Venezuela de Hugo Chávez.
La pregunta que se abre: ¿cuál será el destino de Cuba una vez que se levante el embargo?
Muchos piensan que el nuevo modelo es un capitalismo de Estado con partido único. Los que anhelan una democracia al estilo occidental miran escépticos.