Pablo fiallos
Redacción Siete Días
Resulta casi una obviedad decir que el alcance de los medios ha cambiado. Con la globalización, la apertura de los mercados y el acceso creciente de la Internet, hoy los medios tradicionales han visto su protagonismo y su hegemonía amenazados.
La regulación del Conartel
Art. 39. Toda estación goza de libertad para realizar sus programas y para el desenvolvimiento de sus actividades comerciales y profesionales, sin otras limitaciones que las establecidas en la Ley.
Art. 44. El Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión regulará y controlará, en todo el territorio nacional, la calidad artística, cultural y moral de los actos o programas de las estaciones de radiodifusión y televisión.
Art. 58. Se prohíbe promover la violencia física o psicológica utilizando niños, mujeres, jóvenes o ancianos, incentivar o motivar el racismo, el comercio sexual, la pornografía, el consumo de drogas, la intolerancia religiosa o política y otros actos análogos que afecten a la dignidad del ser humano.Ahora existe en la Web un sinfín de propuestas audiovisuales que están en espera de ser descubiertas. Por ejemplo, al ingresar en la página www.cinepata.com, el usuario de Internet se convierte instantáneamente en un espectador con opciones ilimitadas.
Tras el clic, las historias aparecen en varios formatos y duraciones. Clips, cortos y largometrajes, documentales y videos experimentales están al alcance del usuario sin más restricción que el propio acceso a la Red.
El sitio está administrado por el escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet, quien visitó Ecuador el año pasado para presidir el Festival de Cine Cero Latitud.
En el país, el chileno destacó la existencia de una vida mucho más grande en Internet y en DVD que en las propias salas. Y este concepto que él mismo aplica al cine también sirve para definir un espacio en el que se puedan transmitir programas de TV.
Algunos productores independientes, con ideas más experimentales que lo aceptado por la televisión nacional, ya se han apropiado de las posibilidades de este espacio, como lo ha hecho Sebastián Félix en su programa quevivalachachara.110mb.com.
Y por este espacio también circulan los programas que se transmiten en la TV abierta. Ante ello cabe la pregunta de que si la prohibición del Conartel de los dibujos animados ‘Los Simpsons’ de Teleamazonas y ‘Dragon Ball Z’ de Ecuavisa en la franja familiar sea en realidad una medida eficaz de control de contenidos.
Desde Youtube, donde se pueden ver segmentos de episodios de cualquier serie televisiva hasta Torrent, un servicio que permite descargar de otros usuarios las temporadas completas, en la red existe un sinnúmero de páginas por las cuales acceder a cualquier hora a los contenidos vetados.
César Ricaurte, de Fundamedios, considera que la censura nunca ha sido eficaz y siempre ha tenido un espectro que motiva la curiosidad y obliga a buscar mecanismos para ver lo que está censurado. Además de la Internet, Ricaurte reconoce que una gran parte de la población tiene acceso al cable y al mercado de la calle.
En el cable hay programas que contienen alusiones a la violencia, al sexo o a la droga, que en algunos casos lo hacen desde una perspectiva sutil, pero en otras son explícitas. En muchos casos, como en los canales de películas, estos contenidos son editados.
En cuanto a la piratería, Fuguet expresaba a este Diario que la palabra pirata “todavía suena muy fea y sucia” y resaltaba la bondades del DVD ‘pirata’ relatando que antes, para ver un filme de Robert Bresson, había que viajar a París, mientras que ahora se lo puede conseguir fácilmente en cualquier tienda de videos.
Si eso sucede en el caso del cineasta francés de culto, qué se puede esperar de series comerciales que han gozado de un inmenso sistema de distribución mundial, como ‘South Park’.
Esta ácida serie animada, que fue transmitida por Teleamazonas, puede ser un producto muy interesante para adultos, pero con un contenido peligroso en las manos de los niños, ya que trata temas como la sodomía, la drogadicción y el racismo a partir de la caricatura de personajes famosos como Mel Gibson, Charles Manson, Saddam Hussein o George Bush.
Quizás resulte un tanto ingenuo pensar en un posible control acertado de los contenidos que puedan afectar a la niñez y a la juventud a través de los medios y sería más conveniente pensar que el control debe empezar por cada casa, como afirma Ricaurte.
Mientras tanto, se seguirán objetando los programas de la TV nacional. Pero ese proceso no escapa de un punto de vista subjetivo en la elección de qué es nocivo y qué no. Esto, a la larga, podría dejar a la TV nacional sin una verdadera oferta diversa y propositiva de programación de calidad.