Los problemas también se sienten en los subcentros que pertenecen al centro de salud de La Magdalena (sur de Quito). En el dispensario Quito Sur tampoco se renovó el contrato del médico de ocho horas. Para una población de 40 000 habitantes, allí solamente existen dos doctores.
El uno es Mauricio Jarrín, cuyo contrato es de cuatro horas y deja de atender al mediodía. Otra profesional labora hasta las 16:00, pero los usuarios dicen que se va a las 12:00.
Jarrín, quien además cumple las funciones de director, lo niega y reconoce que en la semana del 30 de noviembre al 4 de diciembre su colega salió con tres días libres.
Este centro, levantado hace 26 años, tiene dificultades en infraestructura. “La parte física no es tan adecuada. La jefatura de área ofreció buscar financiamiento”, dice Jarrín.
Él atiende diariamente hasta 25 pacientes.
Pero hay otras personas que no logran un turno y deben volver al siguiente día. Igual ocurre en el subcentro Promoción Familiar. “Unas 10 ó 1 2 personas se quedan sin atenderse al día. Esa gente espera hasta el otro día o se va a otros subcentros. Caso contrario debe acudir a un médico particular”, dice la directora Elena Fonseca.
En el centro tampoco hay médicos de planta de ocho horas (en el barrio habitan 4 000 personas). Por ello, Fonseca reconoce que todos los días se limitan turnos, pese a que diariamente 60 personas son recibidas en los consultorios.