Una brigada recorrió el sector de San Roque, en el centro de Quito, para buscar posibles casos de coronavirus. Foto: Tomado de Twitter coordinación zonal 9
La rutina de los centros de salud -considerados el nivel de atención más cercano al ciudadano– cambió por la emergencia sanitaria. Un grupo recibe a quienes llegan con diversas afecciones, pero otros se han desplegado, para visitar domicilios de contagiados con covid-19, aplicar pruebas de detección y entregar fármacos en las viviendas.
En las casas de los enfermos con este virus, un chequeo que dura 15 minutos está a cargo de un médico. Toma signos vitales, como temperatura, presión arterial y saturación de oxígeno. Se incluyen también la valoración de la condición del pulmón y el estado físico.
Por ejemplo, la familia de la guayaquileña Leonor recibió la visita de un equipo de salud. Su padre Fernando, de 63 años, fue diagnosticado y se recuperó. El viernes, el personal médico acudió a su domicilio para una evaluación. Además de los signos vitales, le midieron la oxigenación de la sangre y revisaron sus pulmones.
Les dieron recomendaciones para el cuidado y la seguridad de toda la casa. “Anunciaron que volverían en 10 días”.
Un 85% de la población no requiere hospitalización, ya que no desarrolla síntomas graves; solo tienen fiebre, tos y algunas molestias leves. Un 10% presenta complicaciones intensas y solo el 5% tiene problemas graves, según un estudio de marzo del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En el país hay una tendencia similar. Hasta el viernes 24 de abril del 2020, de los 22 719 confirmados, 20 350 permanecían estables y en aislamiento domiciliario. Representa el 89,5% del total.
En la capital, los equipos de la Coordinación Zonal 9 cumplen con este proceso. Lo hacen basados en la herramienta de georreferenciación, que permite ubicar las viviendas. También acuden a las casas de sospechosos, con síntomas respiratorios como tos seca.
La visita se realiza una sola vez. Y el seguimiento se mantiene vía telefónica, a diario. Si se evidencia un deterioro en la salud del enfermo se planifica una nueva inspección.
El personal debe cumplir con las medidas de bioseguridad, como uso de mascarillas, batas y gafas; lavado de manos y uso de alcohol en gel.
En los recorridos, Salud ha constatado que algunos pacientes no están en aislamiento, ya que no cuentan con una habitación separada; así que les hacen recomendaciones.
El otro grupo, designado para la toma de muestras, fue capacitado para hacer un hisopado nasofaríngeo, que luego es procesado en uno de los laboratorios autorizados.
La extracción también se realiza bajo normas de seguridad. El viernes, en varios sectores de la parroquia Calderón, en el norte de Quito, las brigadas brindaron información a aquellas familias a las que aplicaban estos test.
El tercer grupo está destinado a la entrega de medicamentos para pacientes vulnerables. Entre ellos quienes tienen diabetes, hipertensión y males cardiovasculares. También a adultos mayores y mujeres embarazadas, que no deben acudir al centro de salud para sus controles diarios.
El servicio de vacunación en los dispensarios se desarrolla, durante esta pandemia, según un tuit de la Coordinación Zonal de Salud 9. Los horarios de atención van desde las 08:00 hasta las 16:30; los padres deben llevar el carné del infante.
Aunque el 20 de abril, María (nombre ficticio) acudió con sus tres hijos al centro de salud Las Casas, para la vacunación. El guardia le dijo que no se contaba con las dosis, por lo que tuvo que buscar otro dispensario, en un sector lejano al primero: Mena del Hierro.
Belén Rivadeneira, en cambio, prefiere esperar. Su hijo está a punto de cumplir un año, por lo que debe acercarse a uno de los dispensarios para la inmunización. “Tengo algo de miedo; no sé si cuentan con medidas de bioseguridad”.
La Organización Mundial de la Salud instó a los países a que mantengan los sistemas de vacunación, en especial, contra la gripe y el sarampión, para prevenir nuevos brotes.