Ya es hora que el Presidente respete a las instituciones que se rigen por leyes y reglamentos.
Él no puede calificar de conspiración un simple correo electrónico que comenta sobre posibles cambios en la situación económica del militar.
El Presidente tampoco puede presionar al mando militar para que arremeta contra un subordinado y termine con una carrera de más de 20 años; ya lo hizo cuando acusó de ingerencia de la CIA y salieron dos miembros de la Fuerza Pública, uno del Ejército y otro de la Policía.
Lo que quiere ‘Su Majestad’ es imponerse por el terror obligando a aceptar su palabra aunque esté por sobre la ley; de otro modo, no se explica el que una simple opinión se quiera convertir en un delito de conspiración porque la verdadera conspiración se ha dado contra de las Fuerzas Armadas que han pasado a segundo plano en la seguridad del Estado, como paso a demostrar:
1. El Comando Conjunto de las FFAA dejó de ser organismo superior de seguridad.
2. Ahora es un civil el Secretario del Consejo de Seguridad.
3. El IAEN, la Movilización y la Defensa Civil ahora están en manos de civiles.
4. La conscripción militar ya no es obligatoria.
5. Las tropas para atravesar un ‘territorio indígena ’tienen que pedir autorización.
6. Las Fuerzas Armadas para instalar un destacamento permanente de frontera tienen que contar con la autorización de las autoridades indígenas.
7. La Policía Nacional ya no es Fuerza Auxiliar de las FFAA.
8. El Servicio de Inteligencia está subordinado a burócratas.
Si buscan conspiradores encuentren a los que hicieron estas barbaridades en contra de las Fuerzas Armadas. Ser obediente y no deliberante no impide al militar expresar su preocupación por ‘ su institución’. Además, la conspiración se produce entre dos o más personas, no hay conspiradores solitarios.
Jorge D. Cevallos F.