Redacción Sierra Centro
Sebastián Carrasco está preocupado porque desde que iniciaron los cortes no puede cumplir con la confección de pantalones, chompas y faldas en tela jean. Vende a tiendas y cadenas de almacenes en Quito.
Los 30 trabajadores de su fábrica en el cantón Pelileo (Tungurahua) están a la espera de que llegue la luz. “En dos horas se deja de cocer al menos 150 de los 600 pantalones jeans diarios”.
Hace 15 días, perdió un contrato para elaborar 1 200 pantalones. “Perdí más de USD 20 000”.
La fábrica de Carrasco no tiene planta de luz. Y desde que se iniciaron los cortes, ha asumido gastos para no despedir al personal.
No es el único perjudicado. Los apagones, de dos horas diarias, afectan a 3 500 talleres y fábricas de ropa en Pelileo. Jorge Guato, presidente de la Asociación San Pedro de Pelileo, dice que antes los 65 socios fabricaban 35 000 prendas en la semana. Eso se redujo un 40% con los cortes.
Es martes y el taller de Guato está cerrado. El corte de 16:00 a 18:00 hizo que sus colaboradores vayan a casa. “Cuando hay apagones en este horario se pierden cuatro horas de trabajo”.
Guato dice que está endeudado en una de las cooperativas de Ambato. Debe cancelar mensualmente USD 800. “Ahora ya no puedo juntar esa cantidad. Mis ventas bajaron a la mitad”.
A 300 metros está la fábrica La Raíz del Jean, de César Paredes. No puede trabajar por la falta de luz. La semana pasada averiguó un equipo de 50 kilovatios para la fábrica, pero no compró porque costaba más de USD 18 000. “En esta crisis no hay cómo invertir esa cantidad de dinero”.
Paredes tampoco pudo enviar 1 500 prendas de vestir a un almacén en Quito. Debió hacerlo 20 de noviembre, pero solo dio la mitad. Pidió que le den 15 días más, pero aún no puede completar por los cortes.
El empresario dice que para cumplir planea en esta temporada trabajar bajo la modalidad de la maquila. “La idea es entregar a pequeños talleres las obras para que trabajen y luego le entreguen las prendas confeccionadas. Esa será una solución”.
Katy Pallaros, de Miami Store, cuenta que en las últimas dos semanas, la confección bajó entre el 30 y 40%. Al igual que Carrasco, Guato y Paredes, hay retraso en la entrega de los pedidos de distribución a Guayaquil como para la venta a los almacenes.
Testimonios
Michael Ojeda/ Arenillas
No podemos pilar el arroz ni hacer nada
Los cortes de dos horas afectan al proceso del pilado del arroz acá en el sector de La Cuca, donde producimos la mayoría del grano que se vende en toda la provincia de El Oro. El pilado se retrasa y eso nos hace perder un tiempo valioso, que pudiéramos ocupar en otras actividades del campo. Hay un problema mayor. Si la luz llega cuando las máquinas piladoras están cargadas con el arroz es un problema porque, cuando retorna la energía, los operarios de las máquinas tienen que mover el arroz que está dentro, para que no se traben las máquinas y vuelvan a funcionar. Todo ese proceso puede tomar hasta una hora adicional. El horario de los racionamientos también nos complica. Desde la semana pasada nos están cortando la luz dos horas durante el día, entre las 09:00 y 11:00. Pero justo a esas horas es cuando más se pila el arroz que traemos con cáscara de nuestros arrozales. Por eso nos retrasamos con nuestros compradores. Aquí en la zona de La Cuca se concentra la mayoría de las piladoras. Estimo que pilamos entre 50 y 70 toneladas de arroz en el día.
Elsa Rosero/ Tulcán
Tengo el temor de ser asaltada en la calle
Yo trabajo como administradora en un local de lavado de ropa. Los racionamientos nos perjudican mucho. Por ejemplo, mis clientes que venían en la noche ya no lo hacen por los apagones. Desde que se empezaron los cortes ha dejado de venir un buen número de clientes. Además, pasadas las 18:00 , que es la hora del racionamiento, ya no se puede llenar las facturas porque no se puede usar el sistema y es preferible cerrar por el riesgo a los robos. Es que como todo queda a oscuras, los amigos de lo ajeno pueden aprovechar eso y llevarse las pocas ganancias que tenemos. Esto afecta al negocio y hay el riesgo de perder clientela de forma indefinida. Pero la molestia no es solo en el trabajo, sino además en el momento que debo ir a mi casa. Corremos el riesgo de ser asaltados porque como no hay energía no funcionan las lámparas del alumbrado público y todo es oscuro. Los ladrones pueden aprovechar eso y actuar. Ya en la casa también es un problema porque no se puede planchar ni hacer un jugo. Esperamos que estos cortes de energía terminen lo más pronto posible.