En el interior de la Hacienda Mateo, productora de banano de exportación. Foto: Rodrigo Buendía / EL COMERCIO
Debilidad del mercado ruso, demora de un acuerdo comercial con la Unión Europea, amenaza por el fenómeno climático de El Niño: en Ecuador, al sector del banano, primer producto de exportación no petrolero, le espera un año complicado en 2016.
Cerca de Guayaquil, un camino de tierra conduce entre extensas plantaciones de banano a la Hacienda Mateo, que este mes produce exclusivamente para el gigante estadounidense Dole, una de las tres mayores compañías de fruta del mundo.
El ritmo de cosecha, transporte y empaquetado de racimos es frenético en este predio de 290 hectáreas, uno de los más de 7000 pequeños y medianos productores que hacen del banano, básico en la dieta de muchos en el planeta, un próspero rubro agroexportador para el país.
Sin embargo, el sector no es ajeno a los golpes que sufre la economía ecuatoriana, dolarizada desde 2000, por la apreciación de la moneda estadounidense y la drástica caída de los precios del crudo, fuente hasta ahora de la mitad de las divisas por exportaciones.
Rusia, que compra a Ecuador el 95% de los bananos que consume, está en horas bajas por la rápida devaluación del rublo y una menor capacidad de compra, aunque sigue siendo el primer cliente por país, llevándose el 23% de la producción.
“Rusia se ha demorado en pagar pero hasta ahora siempre ha pagado, es un gran comprador, hay que mantenerlo y fomentarlo” , explica Eduardo Ledesma, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE).
Hasta septiembre de 2015, los rusos compraron un 2,6% menos cajas de banano que en el mismo período del año anterior, según la AEBE.
Batalla europea
En Ecuador existen unos 7 000 pequeños y medianos productores de banano. Foto: Rodrigo Buendía / EL COMERCIO
Otro frente abierto es el apetitoso mercado de la Unión Europea (UE), principal cliente por bloque de Ecuador y desde hace años campo de batalla -de aranceles, sistemas de preferencias y exenciones– entre los productores de banano europeos (España en las Canarias, Portugal en Madeira y Azores, y Francia en los territorios de ultramar), los países ACP (África, Caribe y Pacífico), la mayoría excolonias europeas, y los grandes productores latinoamericanos, para colocar sus productos.
Hasta hace poco, Ecuador era líder indiscutible en ese mercado, pero la demora en la firma de un acuerdo comercial supuso el pago de un arancel superior al de Colombia -que le disputa el trono- o Centroamérica. Ambos ya cuentan con pactos comerciales -de desgravación gradual- con la UE.
“Eso nos va a hacer perder todavía un poco más la cuota de mercado europeo este año”, dice Ledesma.
Tras una pausa de cuatro años en las negociaciones, Ecuador pactó en julio de 2014 integrarse al acuerdo comercial que suscribieron Colombia y Perú con la UE en 2012, pero no entrará en vigor hasta finales de 2016 o principios 2017.
Con el acuerdo, la caja de banano ecuatoriana y la colombiana pagarán en 2020 el mismo arancel. Sin el acuerdo, en 2020, Ecuador pagaría un dólar más por caja, una auténtica tragedia para el sector.
“A otros productos ecuatorianos de exportación, como el camarón o las flores, les afecta la apreciación del dólar y la debilidad de Rusia. Pero al banano le afecta además la demora con la UE, porque no está dentro del sistema de preferencias arancelarias y tiene que pagar más que sus competidores para ingresar a ese mercado”, explica el economista Alberto Acosta-Burneo.
Estrés por El Niño
El fenómeno de El Niño podría afectar las plantaciones de banano. Foto: Rodrigo Buendía / EL COMERCIO
También Estados Unidos, tercer cliente de Ecuador, es un mercado amenazado. “Ahí también podríamos perder cuota, tenemos la competencia de Guatemala, que está muy cerca y además el sector está dominado por cuatro productores que tienen prácticamente un monopolio y precios más bajos”, dice Ledesma.
Pese a todo, el representante de los exportadores confía en que la firma de nuevos acuerdos con países como Turquía o Corea del Sur permita expandir el negocio y mantener “como mínimo” ventas al exterior similares a las actuales, de unos 320 millones de cajas anuales.
La situación podría agravarse por el fenómeno climático de El Niño, que podría causar fuertes lluvias en las zonas de cultivo de banano. En un escenario extremo, se afectaría entre un 20% y 30% de la producción, según la AEBE.
Con la mirada puesta en las matas de banano y sus grandes hojas verdes sobre finos tallos, Freddy Barros, administrador de la Hacienda Mateo, teme que El Niño provoque “una baja productiva considerable”.
“Al banano el exceso de agua le afecta, el suelo se satura de agua y entonces el banano sufre un estrés que causa daños en las plantas”, dice.