En La Troncal se limpian los sedimentos en el río Bulubulu. En el lugar funciona la obra Las Maravillas, como parte de la obra de Control de Inundaciones Bulubulu. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
Los datos indican que la temperatura del océano Pacífico se eleva y que el fenómeno de El Niño está más cerca. Pero en Azuay y Cañar, las acciones de prevención son escasas porque los organismos seccionales tienen recursos limitados.
Según los datos del Instituto Oceanográfico de la Armada, desde hace tres meses el Pacífico Ecuatorial registra un calentamiento anormal con valores mayores a 2,5° C y además una reducción de los vientos y lluvias. Al debilitarse el aire, el mar se calienta más e incide en la temperatura.
Esa alerta la conocen las autoridades, pero por la falta de recursos las prefecturas de Azuay y Cañar centraron sus acciones en las zonas costeras que al ser territorios planos se dificulta el desfogue del agua cuando llueve con intensidad.
Además, los caudales de los ríos y quebradas crecen y se salen de sus cauces destruyendo todo a su alrededor. Eso ocurrió, por ejemplo, en los fenómenos de El Niño de 1982 y 1997 en el cantón La Troncal, en la provincia del Cañar. Hubo muertos, casas anegadas y cultivos destruidos, recuerdan Mariana Minallo, Patricio Rivera y Manuel Santos, moradores del barrio Eloy Alfaro.
En esas ocasiones, ellos también resultaron afectados por el desbordamiento del estero Huaquillas, que cruza por sus viviendas. En cada invierno el problema se repite. Esa quebrada fue parcialmente limpiada con maquinaria del Municipio.
Por ello piden que draguen la quebrada para sacar los sedimentos y construir muros de contención en las riberas, dice Santos. Este barrio está ubicado a cinco minutos del centro de La Troncal. Allí, la gente improvisa caminos entre la maleza, no tienen alcantarillado de aguas servidas ni agua potable.
Este es uno de los 26 puntos críticos que tiene este cantón y que fueron identificados por Gestión de Riesgos del Municipio, unidad creada este año para enfrentar posible estragos de El Niño. Las otras poblaciones están en las inmediaciones de los ríos Cañar y Bulubulu y en más de 15 quebradas.
Desde agosto pasado, el Comité de Operaciones de Emergencias de Cañar trabaja en la activación del plan de contingencia. Pero La Troncal tiene múltiples deficiencias como la cobertura de alcantarillado sanitario, que solo llega al 46% del área urbana y el fluvial al 15%. En invierno colapsan los sistemas y hay inundaciones.
El Departamento de Obras Públicas del Municipio de La Troncal interviene en la limpieza de quebradas, construcción de muros y rellenos en zonas bajas. Su director Julio García admite que el equipo caminero y los recursos económicos son limitados. El lunes pasado las máquinas no trabajaron porque están en mantenimiento.
Pero García cree que están mejor preparados que antes, porque tienen sistemas de control de inundaciones de los ríos Cañar y Bulubulu.
Estos megaproyectos del Gobierno fueron construidos para enfrentar las crecidas de estos afluentes. De acuerdo con los estudios, los dos proyectos hídricos protegerán 130 000 hectáreas de cultivos y beneficiarán a más de 200 000 habitantes de Cañar y Guayas.
El prefecto de Cañar, Santiago Correa, cree que esas obras sí permitirán disminuir los impactos y de forma paralela intervenir en la limpieza de quebradas de los puntos críticos de las parroquias costeras como Pancho Negro y Manuel de J. Calle. En el presupuesto del 2016 incluirán una partida para prevención y mitigación.
En Azuay, la Dirección de Planificación del Gobierno Provincial identificó 344 puntos de riesgo en los 15 cantones ya sea por inundaciones o por deslizamientos. Las obras se centraron en las zonas costeras de los cantones Cuenca, Santa Isabel, Ponce Enríquez y Pucará.
Uno de los sitios de mayor atención es Luz y Guía, en la parroquia de Molleturo. En junio pasado, un aguacero provocó la crecida y desbordamiento del río Jagua. Se perdieron cultivos, casas y animales, lo que alertó sobre su vulnerabilidad.
Por eso, la Prefectura interviene en siete puntos críticos a lo largo de cinco kilómetros. En cuatro de ellos ya concluyeron las tareas de dragado, encauzamiento y construcción de muros de piedra en los márgenes del río. La inversión bordea los USD
313 000. Estas obras protegerán a 70 familias y 120 hectáreas de cultivos.
En el cantón Cuenca están identificados más de 60 sitios vulnerables a deslizamientos. Las juntas parroquiales de cada jurisdicción realizan tareas de prevención menores como la limpieza de quebradas.
En contexto
La falta de recursos en los organismos seccionales limitó los trabajos de prevención en las provincias de Azuay y Cañar. Para el 2016, se tiene previsto que los gobiernos seccionales destinen un presupuesto para atender las necesidades que se presenten.