Al igual que la semana anterior, Teodora Anchundia acudió a la Fiscalía del Guayas para, con letrero en mano, pedir la libertad de su esposo, un transportista detenido en Guayaquil en una de las protestas contra las enmiendas constitucionales. Foto Juan Carlos Mestanza / EL COMERCIO
Mientras sostiene un letrero con ambas manos, la voz de Teodora Anchundia se entrecorta al pedir con gritos la libertad de su esposo Francisco S.
Al igual que la semana anterior, Teodora, una de sus hijas, amigos, abogados y miembros del Frente Popular llegaron a los bajos de la Fiscalía del Guayas, en el Parque La Merced, centro de Guayaquil, para pedir su liberación. Realizaron un plantón.
Este lunes 14 de diciembre del 2015, Francisco S., cumplió 19 días detenido. Se lo acusa de haber transportado en su camioneta material peligroso y explosivo que sirvieron en la violenta protesta realizada la tarde y noche del jueves 26 de noviembre pasado en el centro de Guayaquil, durante una marcha en contra de las enmiendas constitucionales aprobadas por la Asamblea Nacional.
Pero el argumento de su defensa es que este transportista de 53 años de edad lo que llevó sobre el techo de su camioneta fue el monigote de un borrego, luego de ser contratado para realizar un flete durante la protesta.
Teodora espera que esta pesadilla que vive su esposo y su familia acabe. Desde su detención, sus hijas han dejado de asistir a clases pues Francisco era quien las transportaba, les daba para el refrigerio y además llevaba el sustento diario a su hogar.
Una de sus hijas acompañó el plantón. Llevaba un letrero que decía “mi papá no es terrorista, es transportista”.
“Nuestra familia está muy afectada. Si no fuese por la vecindad que nos ayuda y amigos que nos dan cualquier cosa, nosotros no tendríamos ni qué comer. Si almorzamos ya no merendamos. Tenemos tres hijos y es él quien mantiene nuestra casa”, dijo con lágrimas su esposa.
Ella porta un letrero en cartulina en el que está escrito ‘Libertad para conductor… F.S. es el sostén de su familia… basta de tanta injusticia’.
Cuenta que desde joven, Francisco ha sido transportista. Al comienzo fue conductor de un colectivo pero los últimos 18 años se independizó y ha trabajado de manera particular haciendo fletes con su camioneta.
“Si mi esposo fuese terrorista como se lo está acusando, no viviríamos en una casita de caña. No es justo que se lo hayan llevado, lo golpearon y a mis hijas las empujaron porque ellas lo abrazaban para que no se lo lleven. Exijo justicia”, acota sollozante.
El oficial Santiago Pontón relata en el parte policial que al llegar la marcha a Malecón y Nueve de Octubre, aproximadamente las 18:40 se produjeron varias explosiones, provocadas por varios ciudadanos “quienes procedieron a desembarcar desde una camioneta, de color azul, marca Nissan de placas GFU0752, vehículo que participó en todo el transcurso de la manifestación, un monigote en forma de un animal similar a un borrego, y varios bultos tipo costal, en cuyo interior se encontraban llantas las cuales procedieron a incinerarlas y en su interior se encontraba, presumiblemente, material explosivo…”.
Y que luego, aproximadamente a las 21:00, en las calles 23 y la J, se procedió a localizar e interceptar dicho vehículo y su conductor quien de inmediato fue trasladado a la Unidad de Flagrancia.
Según el parte en el vehículo se encontraron cuatro palos de madera, un tubo plástico, cinco banderas de tela color rojo, doce hojas volantes de papel con manuscritos, una copia simple de una orden de retiro de documento de circulación de dicho automotor, y un talonario de notas de venta a nombre del detenido Francisco S.
La señora Anchundia dice que este proceso ha sido una pesadilla. “Mis hijas lloran, ven pasar cualquier carro y piensan que es el papá. Me preguntan desesperadas cuándo vuelve su papi a la casa”.
Por ello, los abogados que están al frente de la defensa del transportista presentarán este martes 15 de diciembre del 2015 un pedido de Hábeas Corpus a favor de Francisco S. La idea es salir en libertad. Será a las 09.30 en la Corte de Justicia del Guayas.
Para el jurista Juan Vizueta se trata de “una detención abusiva, arbitraria e ilegal porque no existió flagrancia. Él no fue parte de una persecución ininterrumpida. Los hechos se dieron en el centro de la ciudad a las 18:40 y él fue detenido a las 21:00 en su casa, en el suburbio”.