Chile vive una campaña sin freno
Santiago de Chile. DPA
A 15 días de las elecciones más inciertas de los últimos 40 años, los candidatos presidenciales chilenos reforzaron la ofensiva por captar los votos de minorías e indecisos, aún a costa de sus ideales históricos, en una batalla sin pudores.
La derecha, tradicionalmente conservadora, defendió los últimos días las uniones civiles entre personas del mismo sexo, arriesgando posibles divisiones internas. La izquierda no tuvo tapujos en pedir más represión policial, relegando su opción por la prevención. Por su parte, el oficialismo desoyó las acusaciones de supuesto intervencionismo y falta de trasparencia, desplegando a sus ministros en terreno, para trabajar por el candidato Eduardo Frei, quien tiene poyo de 25 a
30%, un tercio del que tiene la presidenta Michelle Bachelet.
Las encuestas, no todas confiables, auguran que ningún candidato vencerá con mayoría absoluta en la primera vuelta de diciembre. La meta será pasar a los comicios definitivos de enero.
El opositor y millonario Sebastián Piñera, con mayoría relativa en los sondeos, busca sumar sobre un 40 % de los votos en la recta final, para hacer casi imposible una remontada de sus competidores. Piñera sabe que su sector no logró en todo el siglo XX la mayoría absoluta, ni tampoco en el actual. Por ello, no dudó en incluir a homosexuales en su franja, motivando la reacción inmediata de la Iglesia católica.
“Para captar votos, los candidatos quieren llegar a todos los grupos, pero hay un límite”, dijo el presidente de la conferencia episcopal, Alejandro Goic.
El diputado independiente Marco Enríquez Ominami es atacado desde su propia tendencia de izquierda. Aunque su padre fue el fallecido revolucionario Miguel Enríquez y él estuvo también exiliado en Europa, tiene en su equipo incluso a ex simpatizantes y colaboradores del ex dictador Augusto Pinochet.