Olga Imbaquingo
Corresponsal en Nueva York
Los crímenes contra dos ecuatorianos tienen en estos días en los tribunales de justicia a ciudadanos estadounidenses quienes son acusados de racistas en el estado de Nueva York.
Marcelo Lucero y José Sucuzhañay fueron atacados y muertos por ser latinos, entre noviembre y diciembre del 2008.
En ese entonces, la elección de Barack Obama, como el primer presidente negro en la historia de EE.UU., y las alarmas que encendió la comunidad latina no dejaron pasar por alto estos crímenes.
Se empiezan a ver algunos resultados: hoy se cierra el juicio del principal implicado en la muerte de Lucero, Jeffrey Conroy de 19 años. Ayer fue la oportunidad para su abogado William Keahon hiciera de la defensa del acusado.
“Lo apuñalé una vez en el hombro, eso creo”, esa fue la declaración que Conroy le hizo al oficial de Policía, John McLeer, una vez que fue detenido.
Las pruebas de ADN de la sangre de Marcelo Lucero en la camiseta y pantalón de Conroy también lo inculpan. Sin embargo, durante el juicio Conroy, sorpresivamente, cambió la versión que le dio a la Policía y acusó a Chris Overton, otro de los jóvenes que era parte del grupo que salió a golpear latinos, quien apuñaló al joven ecuatoriano.
Keahon deslegitimó a todos los 25 testigos que pasaron por el estrado. También negó la veracidad de las pruebas de ADN y dijo que la puñalada no causó la muerte del ecuatoriano Lucero.
Esa responsabilidad la endilgó Keahon a los paramédicos. Hoy es la oportunidad para la parte acusadora de presentar sus argumentos antes de que el jurado entre a deliberar.
Ayer también tuvo lugar la primera audiencia para empezar a escoger el jurado en el juicio en contra de los supuestos responsables de la muerte de Sucuzhañay.
Keith Phoenix y Hakim Scott, en caso de ser encontrados culpables, podrían enfrentar sentencias de 25 años de prisión o cárcel de por vida si prevalece la acusación de un crimen de odio racial.
Los dos atacantes mientras lo golpeaban con un bate lo insultaban por ser latino.
“Nos hemos esforzado para que este crimen no se olvide. Queremos justicia para que lo mismo no les pase a otras personas (latinas)”, dijo Diego Sucuzhañay, hermano de la víctima.
“Lo más doloroso es ver que los jóvenes latinos en los colegios no se sienten insultados cuando los blancos les llaman “spics”, una palabra muy insultante. Solo parecen sentirse ofendidos cuando los golpean o los escupen”, dijo el padre Allan Ramírez, quien trabaja con las diferentes comunidades en Long Island.
“Tras la sentencia espero que se mande un mensaje de que antes de cometer estos crímenes piensen dos veces”, dijo Ramírez, para quien la violencia racial en el condado de Suffolk es un cáncer que no ha desaparecido tras la muerte de Lucero.
Para Nadia Íñiguez, presidenta de la Fundación Lucero de América, que se creó tras la muerte del joven ecuatoriano, “no hay conflicto en que la mayoría del jurado esté compuesto por ciudadanos blancos. Vamos a ver si nos demuestran justicia”, dijo.
La historia de los dos asesinatos
Marcelo Lucero fue apuñalado la madrugada del 8 de noviembre del 2008, en el pueblo de Patchogue en Long Island. José Sucuzhañay, fue muerto, en Brooklyn, con un bate de metal la madrugada del 7 de diciembre del mismo año.
El condado de Suffolk, en Long Island, es considerado el más racista del país. Tras la muerte de Lucero, los latinos se siguen lamentando de que todavía reciben insultos y escupitajos de algunos ciudadanos blancos.
Durante el juicio a Conroy ha salido a relucir que el joven tenía tatuada una esvástica, un símbolo del poder blanco, aunque tenía una enamorada de origen boliviano y un amigo ecuatoriano a quien acudía a desearle feliz cumpleaños.
Walter Sinche, presidente de la Alianza Internacional Ecuatoriana, sostiene que “con este sentimiento antiinmigrante se está dando luz verde para que hayan más casos de odio racial” (contra latinos).