USD 200 000 al año se destina para mantener monumentos en Quito

María Augusta Urrutia tiene su espacio la av. Mariana de Jesús y Ulloa. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.

María Augusta Urrutia tiene su espacio la av. Mariana de Jesús y Ulloa. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.

María Augusta Urrutia tiene su espacio la av. Mariana de Jesús y Ulloa. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.

Están en parques, plazas y redondeles de zonas transitadas de la ciudad, aunque pocos se detienen a apreciarlos o a leer sus placas de información.
Pero hay quienes que no solo los miran, sino que los atacan directamente. El fin de semana anterior, una persona colocó banderas sobre un monumento dentro de una propiedad que la Prefectura de Pichincha cedió a Unasur. Se trataba de la imagen en bronce del exmandatario Néstor Kirchner, quien es citado como parte de supuestas redes de corrupción.

Estos son los monumentos más vandalizados de Quito.

Este no es el primer ataque a una figura del expresidente argentino. En la ciudad, desde el 2014, además del monumento de cuerpo entero que está en San Antonio de Pichincha, hay un busto en la Plaza Argentina.

En el 2016 se registró una de las múltiples agresiones que ha recibido esa figura ubicada entre 6 de Diciembre y Shyris. Según la Epmmop, este busto ha recibido varios ataques, principalmente con pintura y carteles con insultos.
Este es uno de los principales blancos del vandalismo, pero no el único. Otro de los más agredidos ha sido el monumento a Cristóbal Colón, ubicado en el parque Italia.

José Chicaiza, un expolicía de 63 años que observaba el monumento el jueves, recordó que la figura fue varias veces mutilada: “Los muchachos le cortaban los brazos y hasta la cabeza”. Según la Epmmop, la imagen sufrió tantos daños que fue necesario reemplazarla con una estatua nueva.

Antes, el tributo al genovés considerado el descubridor de América estaba en el centro del parque. Ahora está cerca de la av. América, tiene una base más alta y una pileta. Así se ha logrado frenar los ataques.

Se suman a la lista de blancos favoritos para el vandalismo los monumentos en homenaje a Winston Churchill (redondel, González Suárez), Abraham Lincoln (12 de Octubre y Coruña), Francisco de Orellana (mirador de Guápulo) y Sebastián de Benalcázar (Plaza Benalcázar, en el centro).

Cuando las personas o colectivos son radicales, atacan símbolos que representan una idea o un país, según el excronista de la ciudad, Alfonso Ortiz Crespo. Por eso no es extraño que alguien con un sentimiento antibritánico ataque un monumento a Churchill o alguien con un sentimiento radical americanista busque alguna reivindicación al dañar al monumento de Colón.

Lo que ocurre con los homenajes a Kirchner siguen la misma línea, aunque las motivaciones tienen una historia más reciente. Según Ortiz, la gente ahora “ajusticia a enemigos políticos”, en varios espacios, como en las plazas donde están los monumentos en su honor. También las redes sociales se han sumado a los medios de expresión y crítica.

En Quito hay alrededor de 400 monumentos. 188 de ellos son obras cívico conmemorativas y 212 artísticas. Actualmente se elabora una propuesta para hacer un inventario de arte urbano. Pero en un registro anterior, se reportó que había unas 28 figuras alusivas a la mujer conmemorativas de carácter cívico y religioso.

Quito tiene una tradición de construir monumentos que se remonta a 1891. La estatua más antigua en la ciudad es la del Mariscal Antonio José de Sucre, ubicada en la Plaza de Santo Domingo. La decisión de construirla se tomó poco después del triunfo en la Batalla de Pichincha, en 1822, pero tardó en concretarse, relata Ortiz.

Entre los monumentos más antiguos y más bellos de la ciudad, según Efrén Bonilla, coordinador de Espacio Público de la Epmmop, está el de la Independencia. Es un complejo ornamental de bronce y mármoles, hecho por los italianos Juan Bautista Minguetti, Lorenzo Durini, Adriático Froli y Anacleto Ciria e inaugurado el 10 de agosto de 1906.

Y aunque estos últimos son más respetados, Bonilla afirma que todas las obras han sufrido daños o hurtos, especialmente las de bronce. En el taller de Arte Público de la Epmmop, un especialista en el área y cinco colaboradores se encargan de darles mantenimiento anual. Para el efecto, este año se destinó un presupuesto de alrededor de USD 200 000.

Tras varios robos de placas de información en bronce, se decidió colocar en su lugar placas nuevas en materiales como granito y acero inoxidable, para evitar más daños.

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