Allegados de 38 personas inician acciones; buscan cuerpos extraviados en la pandemia. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
El día comienza y las puertas del Hospital del Guasmo Sur de Guayaquil están sin pacientes. Tres guardias custodian uno de los accesos. Cerca de allí está Elizabeth Carpio. Vestida de negro sostiene entre sus manos una pequeña foto y un cartel que dice “basta de irresponsabilidad e indolencia. Queremos los cuerpos”.
En la imagen está su hermano William, quien falleció en ese centro asistencial la madrugada del 2 de abril. La causa de su deceso aún no se sabe, pero Elizabeth sospecha que el covid-19 le arrebató la vida. Presentaba todos los síntomas.
Lo único que quieren los familiares es sepultarlo. Llevan 78 días buscando el cadáver de su hermano. Nunca lo entregaron. “Eran días difíciles. La pandemia se extendía por todo Guayaquil. Los hospitales estaban llenos, la gente moría por decenas. Todo estaba colapsado”, rememora la mujer.
Un recuerdo similar tiene Marjorie Raza. Su padre José, de 71 años, falleció en la casa de salud del Guasmo Sur.
En el registro de defunciones se indica que el virus provocó su muerte el 26 de marzo.
Desde entonces, Marjorie busca a su padre para despedirse, pero no lo consigue.
El viernes, ella y 20 deudos más volvieron al Guasmo Sur. “Aquí se perdieron los cuerpos de nuestros familiares”, gritaban mientras levantaban las pancartas con las fotografías de todos los parientes.
Marjorie relata que la tranquilidad que hoy se vive en las afueras del hospital era distinta hace tres meses. “Había filas enteras de gente. Los carros con los féretros iban y venían”.
En abril, el Registro Civil reportó 11 376 decesos en Guayaquil por todo tipo de causa. En marzo fueron 4 447.
“Pasábamos días enteros aquí, sin comer y bajo el sol. Solo nos decían que ya nos entregaban los cuerpos y eso nunca ocurrió”, recuerda Marjorie.
Por la desesperación de recuperar los cadáveres asegura que incluso pagaron. “Aquí se cobraban USD 60 para que le devolvieran a su familiar”.
Esto fue admitido por el Ministerio de Salud en abril pasado. En ese mes se destituyó a un funcionario y en la Fiscalía se abrió una investigación.
Desde esa entidad además se indaga la desaparición en otros hospitales públicos de Guayaquil, pues esto no solo ocurrió en el Guasmo Sur.
En Los Ceibos del IESS también se extraviaron cuerpos.
Hoy, familias de 38 personas que no aparecen están unidas y quieren saber qué sucedió con ellos. La Defensoría del Pueblo los ayuda y presentaron una acción de protección para que se respeten sus derechos. El 26 de junio, un juez determinará si hubo o no negligencia de los hospitales y las medidas de reparación que deberán cumplir.
La Comisión Interamericana de DD.HH. (CIDH) habla de 76 cadáveres extraviados.
Esteban y Vanessa no cesan en su lucha por encontrar a su madre Zoila López. Desde que murió, el 29 de marzo, no han parado. Han acudido a plantones y marchas en el centro de Guayaquil. Siempre van con una pancarta que tiene dos fotografías de su madre. Ahí se lee la frase: “No jueguen más con nuestro sufrimiento”.
En una carpeta guardan más fotografías. En una de estas se ve un contenedor. “Aquí supuestamente estaba mi madre. Tenemos el número de la serie del contenedor y de la plataforma que se la llevó”, dice Esteban mientras revisa las fotos.
Se detiene en otra imagen. “Esta es la lista que el hospital del IESS tenía de las personas fallecidas. Aquí está el nombre de mi madre”.
Karen Muñoz y su esposo llevan 83 días buscando a su tía Leticia Guerrero. La mujer, de 82 años, falleció el 28 de marzo pasado. Su familia asegura que no murió por covid-19, pero que debido a la cantidad de fallecidos que hubo en esos días su cuerpo se confundió con los de esas víctimas.
Hace dos semanas Criminalística los llamó y les dijo que hay una fallecida con las características similares a las de Leticia, con los mismos aretes que llevaba el día en que murió. Pero no hay nada concreto.
Ahora, antropólogos de la Policía y Fiscalía rastrean las identidades de quienes se extraviaron en los hospitales.
Carmen Peralta espera que ellos ayuden a encontrar a su padre Silvio. Tras morir, Medicina Legal lo llevó desde la casa y hoy no sabe dónde está.
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