Tamara Estupiñán Viteri
Usualmente he matriculado mi vehículo por el mes de agosto, por varias razones: primero, hay un salario adicional (décimo) que me ayuda a cubrir este gasto; segundo, el trámite era “decente”, en el sentido de que el pago del SOAT lo hacía en cualquier centro comercial aprovechando el tiempo destinado a mis compras de víveres semanales, la matrícula pagaba en un Servipagos del mismo centro comercial, con lo cual -sin estrés y tomando con mi familia un heladito- mataba tres pájaros de un solo tiro. En la revisión del vehículo no me demoraba más de 40 minutos, por lo que no tenía que pedir permiso en el trabajo, ya que lo hacía en el horario del almuerzo.
Con Barrera he tenido que pedir permiso dos días, tiempo que debo recuperar pasado el horario normal y el tercer día tuve que cargarlo a mis vacaciones anuales, todo esto para cumplir con el capricho del Alcalde. Haciendo eco de la frase, alguien nos odia.
Sí definitivamente, ese alguien es una barrera para vivir en armonía. Ese alguien es la barrera que alimenta la frustración, el estrés y genera rechazo. Ese alguien es la barrera que me quitó el tiempo de mis vacaciones y por lo tanto de mi familia, para destinarlo a cumplir con una orden traída de los cabellos. Ese alguien es la barrera que no se percató que febrero tiene apenas 28 días, dos y tres menos que los otros meses. Ese alguien es la barrera que no se informó que no había especies y que por lo tanto no había cómo matricular el vehículo. Ese alguien es la barrera que tendremos que soportar durante 4 años más.