Militares patrullan los puntos considerados inseguros en Ipiales, Colombia. Foto: EL COMERCIO
Las denuncias comienzan a aparecer unas tras otras. Son ecuatorianos que cuentan haber sido robados mientras estaban en Ipiales, al sur de Colombia a donde la gente pasa para realizar compras.
Los casos son casi similares: asalto con armas para robar dinero, compras o robo de partes de carros estacionados.
Los atracos comenzaron a registrarse con mayor frecuencia desde diciembre. Eso lo reconoce la Fiscalía de Ipiales. Los agentes han identificado que bandas organizadas que operaban en el interior de Colombia y Ecuador han llegado a esa población fronteriza. Y han empezado a usar técnicas para sustraer cosas, como ‘raponaso’ o ‘cosquilleo’.
Así se denomina al hurto sigiloso en que la víctima no se percata de que le están despojando de sus pertenencias.
Pero a Julián le robaron con un cuchillo. Eran las 17:30 del 3 de enero. Las calles de la antigua Galería, un barrio que está en el centro de Ipiales, permanecían casi desoladas.
Apretando el puñal, los atacantes insistían en que les entregue los teléfonos celulares. Él y su esposa repetían que en ese momento no los tenían en sus manos.
Uno de los hombres se percató que al interior del vehículo, aparcado junto a la acera, un niño jugaba con un teléfono. Era el hijo de Julián y su esposa, que permanecía ajeno a lo que les ocurría.
Los padres se asustaron al ver que uno de los armados abrió la puerta del auto y le arrebató el celular. También se llevaron la cartera de su mujer, en donde tenía los documentos personales de la familia.
Los dos agresores se alejaron despacio, mientras que los esposos se subieron al carro y regresaron a Tulcán asustados.
Dos días después, él presentó una denuncia en la Unidad de la Fiscalía de Ipiales. Temía que las cédulas de identidad de su cónyuge y su hijo sean adulteradas y mal usadas.
Allí sabían que los mismos hombres armados habrían asaltado, al menos, a cuatro personas más ese día.
Todos coincidían en que uno de los sospechosos tenía una cicatriz en el rostro.
Otra persona contó que los asaltantes aprovechan cuando ven las ventanas abiertas de los autos, algunos con placas de Ecuador, para arranchar carteras y bolsos. Igualmente cuando hay congestiones vehiculares. Luego los atacantes fugan en motos que les esperan cerca.
Julián también ha escuchado que a otros les han abierto las puertas de sus vehículos, parqueados en la calle y se les han robado todas las compras.
En las redes sociales hay testimonios de personas que viajaron desde Riobamba, Ambato, Quito… y que habrían sido víctimas de la delincuencia.
Pero los ecuatorianos casi no denuncian lo que sucede.
Edwar Moncayo, coordinador de la Estructura de Apoyo de la Fiscalía de Ipiales, cree que un limitante es el tiempo, pues los visitantes generalmente llegan al sur de Colombia por un fin de semana, realizan compras y regresan.
Y cuando son víctimas de robo prefieren regresar inmediatamente a su país.
Quienes denuncian son pocos, pero también ellos abandonan los procesos, porque se les complica presentarse a las declaraciones judiciales.
Ante los robos que se han presentado también hay temores en los vecinos. Por eso el alcalde de Ipiales, Ricardo Romero, pidió que los militares comiencen a patrullar las calles desde este año y que los policías se refuercen en número.
Ahora es común verlos uniformados y armados, en lugares de concentración masiva.
Los agentes estatales dicen que no se puede revelar el número de efectivos que operan este momento. El Burgomaestre incluso relaciona este problema delictivo con las personas que en estos días se han hecho pasar por vendedores ambulantes y que han comenzado a tomar los espacios públicos.
Pero los investigadores saben que una de las cosas que atrajo a las bandas organizadas es que los ecuatorianos llegan con dinero en efectivo.
La masiva presencia de compatriotas en Colombia se registra al menos desde agosto pasado.
En esos días, la Cámara de Comercio de Ipiales calculó que solo en el feriado del 7 al 10 de agosto cruzaron 16 000 carros diarios en promedio. En jornada ordinaria arribaban unos 7 000 autos por día. Estas cifras casi no han variado.
Ahora se calcula que entre viernes y domingo pasan de
8 000 a 13 000 autos. Eso significa hasta 20 000 personas.
En contexto
Los ecuatorianos llegan para adquirir principalmente ropa, televisores, celulares y computadoras. Además, útiles escolares, calzado y ropa colegial, y productos de la canasta familiar (pañales, artículos de aseo, salsas…).