Las labores comenzaron desde las 09:00 de este 13 de abril del 2015 en la playa ecuatoriana. Foto: Patricio Ramos/ EL COMERCIO.
Pasadas las 13:30 el tiburón ballena que se varó en playa Santa Marianita, suroeste de Manta dejó de respirar. Ya no movió más su cola, esa era la señal que alentó a sus espontáneos voluntarios para tratar de regresarlo al mar.
Los esfuerzos de 100 voluntarios entre pescadores artesanales, policías, elementos de la Armada Nacional y empresarios turísticos de Santa Marianita no dieron resultado.
Luego de seis horas de lucha por salvarlo, el animal murió. La información fue confirmada por Orfa Cabezas, directora de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos en Manabí.
Un hilo de sangre visible en su amplia boca fue la prueba que los voluntarios no esperaban observar. Obreros que accionaron dos retroescavadoras dijeron que las dos toneladas que pesaba el animal complicaron las maniobras.
Los trabajadores intentaron hacer una especie de colchón con la arena. Luego se intentó atar al pez con un cabo para que este pueda ser halado por cuatro lanchas que esperaban en el mar.
La marea bajó y dejó al pez en la playa y a merced de un fuerte sol. David Hidalgo, instructor de paddle surf de Santa Marianita dijo que el animal murió pasadas antes de las 12:50. Él llevó dos parapentes para cubrir al pez mientras un grupo de policías trabajaba en la hidratación del animal. “Se hizo lo que se pudo. Lamentablemente la falta de recursos nos jugó en contra, es que no estamos preparados para auxiliar a estos enormes peces”, reseñó.
El pez al parecer se varó debido a que podría haberse accidentado, luego se desorientó y llegó a la playa. Esa es una de las hipótesis que manejó el biólogo marino e investigador de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), Gilberto Rosas.
Según el biólogo, el animal podía soportar hasta 10 horas fuera del agua, pero con constante hidratación.
Un revuelo en redes sociales
Mientras los voluntarios realizaron su trabajo, cientos de residentes en Manta llegaron en sus vehículos para tratar de mirar al tiburón ballena de casi siete metros de largo. Carros llenos de gente se ubicaron a filo de la playa.
Como nunca antes la noticia se viralizó en redes sociales. Ello atrajo a más de 2 000 personas que llegaron desde Manta, Montecristi y Jaramijó para observar al pez. Uno de ellos fue Carlos Velásquez. “Vengo con mi familiar y algunos amigos, nos causó sorpresa que un pez tan grande se haya sido arrastrado hacia la playa”, señaló.