Augusto de la Torre exJefe para América Latina del Bm. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Argentina aplica una receta liberal y Venezuela, una del socialismo del siglo XXI, pero ninguna funciona. ¿Por qué?
Las diferencias entre Venezuela y Argentina son muy profundas y van más allá de la coyuntura. Venezuela lleva 15 o 20 años de deterioro de su economía, con una profunda destrucción de sus instituciones. Ya no solo hay una crisis económica sino institucional, política, humanitaria. Se han destruido las libertades civiles, hay un sistema autoritario, tiránico, con poderes absolutos. Venezuela es un Estado fallido. Afortunadamente Ecuador ya no sigue a Venezuela. Argentina, en cambio, no está destruida, sino que pasa por problemas económicos y de liquidez coyunturales.
¿Hay una salida a la crisis venezolana?
Venezuela necesita una reconstrucción masiva. Necesita un cambio político, que este momento no se ve fácil, pero sí lo hay; requerirá de una enorme ayuda internacional.
¿Qué está originando la crisis argentina?
Hay un diagnóstico que señala que la crisis es el resultado de un programa macroeconómico débil, que ha llevado a Argentina a una situación muy desequilibrada y que, por eso, Argentina merece lo que le está pasando: una situación tan grave que no tiene salida. Es una visión pesimista y, en mi opinión, exagerada.
El propio presidente Macri ha señalado que la situación es de emergencia.
Es una situación de emergencia, pero donde los mercados están sobrerreaccionando a una situación que, si bien es complicada, no es tan grave. Es una situación de pánico de los mercados. Si Argentina logra recuperar la credibilidad y calmar a los mercados tendría el espacio para respirar.
¿Qué errores cometió la administración de Macri?
Haber instaurado un programa macroeconómico que no ha sido bien comunicado a los mercados y una corrección fiscal demasiado lenta. Los mercados y los inversionistas no quieren inyectar sus recursos en el país hasta ver si se materializan las promesas del Gobierno. Hubo demasiado optimismo de que con un giro de timón iba a solucionar el problema de inversión y que esas inversiones tenían que venir primero y luego el ajuste fiscal. Esa fue una apuesta demasiado riesgosa. No es bueno hacer programas económicos confiando en la suerte.
¿Las empresas privadas le fallaron a Argentina?
Depende de qué inversionistas se hable. Los inversionistas en proyectos reales (agricultura, industria, infraestructura, etc.) respondieron a las políticas de apertura de Macri con entusiasmo. Argentina experimentó un influjo importante de inversión directa extranjera, la cual ingresó al país a un ritmo cercano a USD 12 000 millones por año en los dos últimos años. Los inversionistas financieros, particularmente los acreedores que imperaron la deuda argentina, son los que han liderado el nerviosismo y la corrida contra el peso y los bonos argentinos. Ahí está el epicentro de los problemas de liquidez.
¿Qué se puede hacer?
Presentar un programa con suficiente detalle y explicación, con suficiente convencimiento político. Un programa gradual requiere que el Gobierno y la sociedad lleguen a ciertos compromisos, ya que los inversionistas pueden preguntarse qué tan viable es el programa. Para personas, como yo, que creemos que en Argentina la situación es difícil pero no está perdida, lo más idóneo sería una ayuda muy fuerte y decidida por parte del Fondo Monetario.
¿Ecuador está siguiendo el modelo argentino?
En Ecuador hay buenos esfuerzos para aumentar la inversión privada, destrabar los mercados, ser más transparentes, más abiertos y competitivos. Ecuador está en esa dirección y en eso se parece a Argentina. Otra similitud es el esfuerzo por no deteriorar los temas distributivos; es decir que los correctivos no afecten a la población más vulnerable. Pero ambos países tienen aún mucha tela que cortar en cuanto al ajuste del gasto.
¿Qué lecciones deja el caso argentino a Ecuador?
El nuevo Gobierno argentino tuvo que corregir los problemas que dejó el anterior y no quiso dar a la población la mala noticia de que se tenía que ajustar el cinturón. Ecuador tiene que ponerse de acuerdo cómo hacer ese ajuste y tratar de hacerlo bien para que no nos pase lo de Argentina. Hay que armar un programa económico de manera que tenga credibilidad, apoyo político y dependa lo menos posible de los mercados. Estoy convencido de que conviene tener un programa con el Fondo Monetario.
¿El país ya tiene un programa económico?
Tiene un esbozo de programa, que tiene algunas cosas importantes como ir hacia un proceso de estabilización, con metas de reducción del déficit, incluso ya se habla de volver a sistemas de ahorro público. Se han hecho reformas para introducir incentivos para aumentar la inversión privada, en algunos casos demasiado generosos, pero de todos modos están ahí.
¿Qué le falta a ese plan?
Faltan detalles sobre cómo vamos a resolver el problema del déficit, qué vamos a hacer con el gasto corriente. Falta definir qué vamos a hacer con los subsidios. Necesitamos decir si habrá alguna decisión para subir los ingresos a través del IVA, pero no parece que hay un ambiente político para revisar el tema. Yo creo que es mejor ir hacia un programa enfocado en reducir el gasto del Gobierno. No se trata de hacer programas rápidos. A veces es mejor tener un programa gradual, pero creíble.
Formación.
De la Torre cursó la maestría y el doctorado en Economía en la Universidad de Notre Dame.
Experiencia.
Augusto de la Torre fue gerente del Banco Central en el gobierno de Sixto Durán Ballén. En los últimos diez años ejerció como Economista Jefe para América Latina del Banco Mundial. Actualmente es profesor en la Columbia University, es director del Centro de Investigaciones Económicas
de la UDLA y Senior Non-Resident Fellow
de Brookings Institution.