La figura sería femicidio. Jéssica V. fue estrangulada. Su muerte quedó grabada en la cámara de seguridad de un local privado, ubicado en el sector de Guamaní, en el sur de Quito.
En las imágenes se ve a Jéssica, una joven de 21 años, madre de una niña, que baja de un camioneta. Segundos después es abordada por un hombre encapuchado que, al parecer, la esperaba en la oscuridad. Eran las 22:40 del viernes 2 de septiembre pasado.
En el video se observa un diálogo entre la joven y el hombre, luego empiezan los forcejeos, hay golpes y finalmente él la toma del cuello. Jéssica se desploma y su cuerpo queda tendido sobre la vereda. El desconocido la levanta en sus brazos y carga el cuerpo por un baldío hasta desaparecer del ángulo de visión de la cámara.
Al día siguiente, el cadáver de Jéssica fue encontrado abandonado entre unos matorrales, a dos cuadras de su casa y a 150 metros del lugar donde fue abordada por el hombre.
El video consta como evidencia en el expediente que abrió la Fiscalía para investigar este crimen. El hombre encapuchado ya fue identificado y supuestamente se trata de la expareja de Jéssica, Édgar C., de 22 años y padre de la niña.
Él fue detenido el domingo pasado por agentes de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased) en una casa en Quevedo, Los Ríos, en donde el sospechoso se trató de ocultar.
Según el dueño de la vivienda, en Quevedo, Édgar aseguró que habría agredido a la madre de su hija y que por ese hecho pensaba suicidarse.
La investigación inicial revela que el móvil del crimen tiene que ver con problemas en la relación, celos y violencia. La madre de la muchacha contó a la Fiscalía que Jéssica había terminado esa relación en enero de este año debido a los constantes maltratos físicos.
Según dijo, Édgar y Jéssica se conocieron en el 2014, entonces la joven estaba en un colegio nocturno. “Ya entonces la sabía golpear, pero ella no nos contó nada hasta que se quedó embarazada…”.
Tras ese episodio de violencia, dice la progenitora, Édgar desapareció hasta después del nacimiento de la niña cuando se presentó en casa de Jéssica y aseguró sentirse arrepentido.
Retomaron la relación y de forma aparente las cosas parecían estar bien. Pero los maltratos seguían hasta que en enero pasado él la agredió a tal punto que la joven tuvo que acudir al centro de salud de su barrio.
A partir de allí la relación fue peor. La madre de la víctima asegura que su hija buscó un trabajo en una panadería. Laboraba desde las 06:00 hasta las 22:00, pero el dinero no le alcanzaba y presentó una demanda de alimentos contra su expareja.
El viernes, el día de la muerte de la joven madre, el dueño de la panadería la dejó en la esquina de su casa, como siempre lo hacía. Pero ella nunca llegó al hogar.