César A. Sosa. Editor de Negocios
La permanencia de la Marina en Petroecuador acabará a finales de este año, aunque su salida estaba prevista para el segundo trimestre de este año. El alargue se produjo porque no podían abandonar el barco sin dejar armado un plan de largo plazo y depurar el exceso de personal.
La hoja de ruta sobre este último punto ya estaba definida a inicios de año, luego de conocer los resultados que arrojó la auditoría de la firma Wood Makenzie, que trabajó por alrededor de un año en la reingeniería de la empresa.
En una primera instancia se dijo que 2 500 trabajadores debían salir de Petroecuador, de una nómina que bordeaba los 5 700. El Presidente de la República hizo su primer reparo a la auditoría, lo cual obligó a flexibilizar el estudio y dejarlo en 1 200. Este recorte tampoco convenció al Jefe de Estado, quien volvió a pedir una revisión por considerar que era una carga social elevada, más cuando el Gobierno prometió estabilidad laboral con el Mandato 8.
Tampoco era oportuno tomar una medida así cuando las elecciones generales de abril estaban próximas, y el país se encontraba en una crisis que empezaba a evidenciarse en más desempleo.
La decisión final fue recortar a 500 trabajadores, con un costo de USD 20 millones por indemnizaciones. La Marina acusará el golpe de la medida, pero eso era parte de un acuerdo para que la nueva administración ingrese con ‘manos limpias’. En una industria intensiva en capital, resulta ineficiente mantener más de 5 000 trabajadores para producir 173 000 barriles diarios de crudo, cuando firmas privadas logran lo mismo con la quinta parte del personal.