Adultos mayores, con otros males, son más vulnerables ante el covid-19

Personal médico y pacientes, en el área de emergencias, del Hospital Carlos Andrade Marín, del Seguro Social.

Una historia que se repite en los consultorios de médicos, que tratan covid-19, es la de padres contagiados por sus hijos. El problema es que los adultos mayores suelen desarrollar síntomas más graves que las personas jóvenes o de mediana edad.
“El foco de contagio suelen ser los hijos, que salen a la calle. Y que son asintomáticos. Solo descubren que estaban enfermos cuando sus padres reciben el diagnóstico”.
Lo cuenta Freddy Torres, jefe de Infectología del Hospital Carlos Andrade Marín, del IESS. Él recuerda que la edad (sobre los 60 años) ya es un factor de riesgo porque el sistema inmunológico se debilita. Los cuadros se complican y llegan a las unidades de cuidados intensivos (UCI), si al coronavirus se suman enfermedades de base como hipertensión, diabetes, obesidad o cáncer.
Evelyn Campoverde es geriatra y miembro de la sociedad de galenos que trata a este grupo de población, que en el país llega a 1,2 millones. Ella pide evitar las visitas a los padres y abuelos en esta época.
Recientemente, Campoverde trató a una quiteña, de 91 años. Ella se infectó tras un festejo por el Día de la Madre. El desenlace fue sorpresivo, ya que solo su hijo, de más de 60, tuvo síntomas graves, que le ocasionaron la muerte porque padecía obesidad.
Mientras que la mujer, pese a su avanzada edad, recibe rehabilitación funcional (cuidados físicos y respiratorios), para superar el covid-19. “Depende de la carga viral (concentración del virus ) y de males preexistentes”, dice la geriatra.
Desde el inicio de la pandemia, estudios mundiales visibilizaron que las personas de la tercera edad y quienes tienen males respiratorios, cardíacos, diabetes e hipertensión, corren riesgos de agravarse o morir si se infectan.
La revista científica The Lancet detalló en marzo que hay un “sobrerriesgo” significativo a partir de los 60 años, por lo que aumenta la necesidad de hospitalización. Así, 4,3% de quienes tienen entre 40 y 49 fueron internados; frente al 11,8% de personas entre 60 y 79 y al 18,4% de los octogenarios.
Estas complicaciones responden a dos factores. Uno, la disminución de la capacidad de respuesta del sistema inmunológico, encargado de defender al cuerpo contra virus; y dos, las enfermedades preexistentes, coincide el infectólogo David Larreátegui.
Los problemas en este tipo de pacientes además surgen por la concentración del receptor ACE2 (enzima convertidora de angiotensina). Está localizado en los tejidos sanguíneos, por lo que puede incidir en la formación de coágulos. “En un joven no hay complicaciones por la calidad de los vasos sanguíneos; pero en adultos mayores están deteriorados, causa la muerte”.
En Ecuador, 6 637 personas de más de 65 años se han contagiado. Es decir, 16,2% de 40 966 casos confirmados hasta el 3 de junio. En Pichincha, el porcentaje es parecido: 14,5% de los 4 166 positivos. La mayoría tiene entre 20 y 64 años.
Pero si se toma en cuenta el rango etario de los fallecidos se ve que de los 300 decesos en la provincia, 155 eran adultos mayores. Es decir, más de la mitad, al 29 de mayo (últimos datos disponibles al respecto).
Juan (nombre protegido) tiene 25 años y trabaja en un banco en El Empalme, Guayas. Es cajero y vino al Hospital Carlos Andrade Marín por un problema oftalmológico grave, por el que teme podría perder la visión. Le aplicaron un test, para descartar covid-19 y dio positivo. No presentaba síntomas, así que volvió al hogar, cuando se cure tratarán sus ojos.
En casa contagió a su madre, quien tiene 60 años. Ella tuvo tos y necesitó de oxígeno. Un médico privado la atendió.



