Más de 400 investigadores de todo el planeta se reunieron esta semana para debatir nuevos estudios sobre la popular bebida del café. Las ventajas del consumo moderado superan los riesgos.
Gran parte de los 356 estudios presentados se centran en los efectos del café en la salud humana, pero también hay trabajos acerca de la química del café, el mejoramiento genético de la planta, así como los desafíos asociados con el cambio climático y las plagas.
“Este es un foro único para que los distintos investigadores intercambien conocimiento sobre el crecimiento del café, sus enfermedades y su producción”, dice la investigadora francesa Astrid Nehlig, presidenta de la Asociación para la Ciencia y la Información sobre el Café, organizadora del encuentro que finaliza mañana en la ciudad de Armenia.
Varias de las investigaciones apuntan a romper o modificar mitos en torno a su consumo moderado, es decir, dos o tres tazas al día (300 miligramos en total) en adultos.
Por ejemplo, en el aspecto cardiovascular, varios trabajos concluyen que el consumo de cafeína en dosis habituales tiene efectos vasodilatadores. “El café está relacionado con ataques al corazón, arritmias e hipertensión, pero muchos estudios que mostraban eso no excluían los cigarrillos, que tradicionalmente acompañan el consumo de café y cuyos efectos negativos son conocidos”, indica el doctor James Coughlin, de la American Heart Association.
Un estudio realizado en Chile por el doctor Alfonso Valenzuela, del INTA, concluyó que el consumo de cafeína -hasta 300 mg/día- “no constituye un mayor riesgo de infarto al miocardio, de hipertensión, o de modificación de los niveles plasmáticos de indicadores de riesgo cardiovascular, como la proteína C reactiva y la homocisteína”.
Doble efecto
“Hay un efecto dual del café: tiene sustancias que son beneficiosas para el organismo -como antioxidantes y el ácido clorogénico-, que se ha visto producen un efecto positivo en el control de la diabetes o incluso el párkinson”, cuenta Ximena Díaz, nutricionista de Clínica Indisa.
“Pero hay otras -como cafestol y kahweol- que se asocian a un aumento del colesterol malo (LDL), de los triglicéridos y de la homocisteína, en consumos elevados de café y que se vinculan con problemas cardiovasculares”, agrega.
Otra serie de estudios destacan los efectos del café para prevenir afecciones del hígado y colon, por su impacto en la composición de la flora y en la acumulación de grasa (que puede llevar a inflamación, cirrosis y cáncer).
En Chile, el doctor Marco Arrese, hepatólogo de la U. Católica, participó en un estudio -en vías de publicación- sobre café e hígado graso, una de las causas más importantes de daño hepático en la actualidad y que afecta al 23% de la población, sobre todo con sobrepeso y obesidad.
“Demostramos que el café reduce la fibrosis, que es el fenómeno que determina que el hígado se enferme -precisa-. El café ha demostrado beneficios clínicos en pacientes con cirrosis reduciendo la aparición de tumores en el hígado”.
Los especialistas enfatizan que los beneficios existen cuando el consumo es moderado y salvo que existan condiciones previas, tales como insomnio, gastritis aguda y colon irritable, que pueden verse agravadas.
Además, “tampoco debe mezclarse con otras sustancias energizantes o con licor, porque puede ser una ‘bomba’ cardiovascular”, precisa el doctor Darío Echeverri, cardiólogo de la Universidad Nacional de Colombia.
Cambio climático
Los efectos del cambio climático en la producción de café son más rápidos que las respuestas de los agricultores, la ciencia y la tecnología para contrarrestarlos. “El reto es inmenso y, primero, hay que entender el clima. No tenemos las soluciones aún”, dijo Fernando Gast, director del Centro Nacional de Investigaciones de Café de Colombia.
En tanto, Bertrand Benoir, del Centro Internacional para la Cooperación en Agricultura de Francia, precisó que no hay una respuesta universal, ya que los efectos del cambio climático en los cultivos varían en cada país. “En algunas naciones hay sequías y en otros lluvias fuertes”.