La víctima de acoso contó que ella había visto antes al agresor. Siempre cerca del complejo de apartamentos donde ella vive. Aseguró que varias veces se había sentido incómoda por sus miradas. Foto: Captura
Hannah Viverette disfrutaba de una tarde tranquila, sola en su departamento. Decidió hacer un video mientras se dedicaba a una de sus actividades favoritas: el baile. Y fue justamente este video, que empezó como algo inofensivo, lo que se convertiría en evidencia de uno de los momentos más traumáticos de su vida.
“¡Oh, diablos! ¿Quién eres? ¿Quién eres? Alexa, apaga la música”, le ordena Viverette al dispositivo inteligente de su hogar. “¿Quién eres?”, repite. “Por favor, ándate“. La mujer se queda viendo hacia su balcón, asustada.
“Soy tu amigo“, le dice el hombre desde el balcón. “No”, le responde ella. “¿Estás segura?”, pregunta el hombre. “Sí”, le responde. “¿Quién eres?”, le vuelve a preguntar. No hay respuesta. Viverette toma el teléfono y lo apunta hacia el acosador que miraba fijo desde su balcón.
“Por favor, sal de mi departamento, ahora”, le ordena repetidas veces. El acosador se queda parado en el balcón de la joven. Ella sale de su departamento y toca la puerta de una vecina, quien le abre la puerta y la recibe en su casa.
“Mi mundo se detuvo”, dijo Viverette a Buzzfeed. “Estaba preparada para que sacara algo de sus bolsillos, porque no quitaba las manos de ellos mientras se quedaba mirando y murmuraba cosas que yo no podía entender”.
La víctima de acoso contó que ella había visto antes al agresor. Siempre cerca del complejo de apartamentos donde ella vive. Aseguró que varias veces se había sentido incómoda por sus miradas. Posteriormente, otras mujeres del edificio aseguraron que también habían sentido lo mismo con este hombre.
Después, la joven fue a hacer la denuncia a la Policía. Los investigadores detectaron que el hombre vivía en el edificio que está frente al suyo. Al tomarle la declaración al hombre, este había dicho que la víctima lo había invitado a entrar en su casa, lo cual fue desmentido por la evidencia del registro audiovisual de la mujer.
Ahora, el hombre tiene una orden de alejamiento, por lo cual deberá dejar su departamento. Sin embargo, tiene dos semanas para hacerlo. Mientras, tanto la víctima sigue viviendo frente a él. “Eso no me parece bien”, dice la mujer.