En estos cinco meses se observa un aumento de siniestros en un 37%, al pasar de 265, en enero, a un pico de 363 en mayo. En total son 1.603 incidentes, por encima de los reportados en igual período de 2023.
En promedio al día, Quito ha tenido 12 siniestros. Imagínese si tuviera una bocina fuera de su casa o su lugar de trabajo, por la que cada dos horas le informaran de una tragedia.
La vía con mayor siniestralidad, mortalidad y lesionados graves sigue siendo la avenida Simón Bolívar. Por esta carretera de alta velocidad transita una media de 127 000 vehículos diarios.
En el mapa de calor se visualizan por lo menos 85 intersecciones con esta carretera en donde se han producido siniestros, principalmente por rebasar el límite de velocidad.
Los tres puntos de la Simón Bolívar que han sido catalogados por la AMT con severidad fatal son al unirse con la autopista General Rumiñahui, con La Forestal y el sector La Argelia.
Otros dos tramos con severidad grave son a la altura de la U. Internacional y El Troje.
Las otras dos carreteras de alta peligrosidad son la Mariscal Sucre (Occidental) y la Ruta Viva, en donde también se maneja por encima de 90 km por hora, que es lo permitido.
Sin embargo, la AMT y la Iniciativa Bloomberg Philanthropies también han detectado que la siniestralidad con alto nivel de mortalidad y de lesionados graves está en calles urbanas.
Pamela Villacrés, de Bloomberg, explica que entre estas vías están la Quitumbe Ñan, Amaru Ñan, Quitumbe Ñan y Morán Valverde, Quitumbe Ñán y Cóndor Ñan. En este tramo de 1,8 kilómetros del sur de Quito, los conductores están yendo a 117 km/hora, cuando son calles en donde la velocidad no debe superar los 50 km/h.
Otras 10 calles principales con alta siniestralidad por exceso de velocidad: Maldonado, Panamericana Norte, Galo Plaza Lasso, Velasco Ibarra, Gonzalo Pérez Bustamante, Eloy Alfaro, Ilalo, 10 de Agosto, Seis de Diciembre y Necochea.
Washington Martínez, director de la AMT, explica que frente a estos datos los operativos se están concentrando en las calles con mayor número de siniestros fatales. El objetivo es persuadir con mensajes educativos para que los conductores reduzcan la velocidad, bajo el lema: “50 km/h es la clave”. Por ahora se busca disuadir a los ‘rápidos y furiosos’ a mantener la calma frente al volante.