Redacción Sociedad
La herida de Luz Ángela Canticuz está cubierta con un plástico y tela sucios. El miércoles en la mañana se quemó el brazo derecho con agua hervida y recién el jueves al mediodía llegó al pequeño dispensario médico de Chical.
Se trata de una parroquia de Tulcán, fronteriza con Colombia. Canticuz apenas tiene 15 años y nació en San Marcos, población awa sin acceso vehicular, sin médicos y a un día de camino.
Para atenderlos a ellos y a los pobladores de 14 comunidades más, el Ministerio de Salud Pública y las Fuerzas Armadas organizaron una campaña médica, entre el jueves y viernes.
Desde el primer día un hospital móvil se instaló en la estrecha y adoquinada calle de Chical, con 4 000 habitantes.
Algunos comuneros se enteraron de la posibilidad de recibir atención médica por casualidad y otros tantos por los locutores que en las radios locales anunciaban el arribo de doctores.
Arlinda Nacacuz caminó dos días desde Guaña, comunidad awa. Necesitaba apoyo.
Cerca de las 11:00 del jueves llegó con su hijo de 2 años en la espalda y con el rostro cubierto de sudor. Las botas negras de caucho y la falda blanca tomaron un color café por el lodo que se les impregnó en el recorrido.
El niño tenía el estómago inflamado y en los dos días de camino no había comido nada.
“Vengo con mi chiquito para ver si me cura. Desde el otro día solo llora y llora”, cuenta la señora en un español no tan claro.
El hospital móvil no fue suficiente para acoger a todos los pacientes. En el dispensario que maneja el Ministerio de Salud Pública se habilitaron otros consultorios. En pequeños carteles blancos se identificaron áreas como medicina interna, odontología, pediatría, ginecología…
Vinicio López es el médico rural del sector. Durante el tiempo que ha permanecido en el lugar elaboró una estadística.
De esta forma conoció que los principales problemas médicos de la población awa son la presencia de parásitos, amebas, infecciones respiratorias, gripe.
En estos días se habló de que se había presentado el virus de la gripe AH1N1 en indígenas, pero no se confirmó nada. Sin embargo, quien dio positivo fue el médico rural de Chical, aunque nunca se supo cómo se contagió.
El presidente de la Junta Parroquial, Emilio Orbe, cree que la situación sanitaria está controlada hasta el momento.
En el primer día de atención masiva, las puertas del consultorio móvil y del dispensario se cerraron recién a las 18:00, cuando el sol empezó a desaparecer entre las verdes montañas cubiertas con plantaciones de banano, naranjilla, naranja, guabas…
A esa hora, el médico y mayor del Ejército, Nelson Siguencia, recogió los datos estadísticos y determinó que atendieron a un total de 300 personas. Solamente el odontólogo, Édison Piñeiros, calzó las muelas y chequeó la dentadura de 30 indígenas.
“Hemos visto que tienen caries y piezas bastante deterioradas. Dicen que mastican plantas y creo que así atenúan el dolor…”.
El viernes hubo menos personas: 150. En la unidad móvil nuevamente se presentaron filas de personas con dolores de piernas, cabeza, estómago… Una variedad de trastornos médicos.
El comandante del Batallón Galo Molina, Luis Lara, estuvo pendiente de esta tarea.
“La idea es cubrir a poblaciones alejadas de la urbe, para eso hemos traído cinco médicos que trabajan con la gente del Ministerio de Salud Pública”.
En lo posterior se busca que sean los especialistas quienes caminen hasta las comunidades.
Por ahora, las personas que fueron atendidas también recibieron gratuitamente antiparasitarios, vitaminas, antigripales.
Los indígenas curados no regresan de inmediato a sus comunidades. El albergue awa los espera a siete cuadras del dispensario. Allí pasan la noche para retornar a pie en la madrugada…
La campaña médica del Ministerio de Salud y las Fuerzas Armadas continuó ayer, pero en Maldonado, otra población ecuatoriana fronteriza con Colombia.
Los médicos aprovechan las ferias locales, cuando la población llega masivamente y entonces promociona el servicio y pide que se acerquen a los consultorios.
Maldonado tiene 3 500 habitantes y comercialmente es menos movido que Chical. Sin emargo, también llegan los indígenas Awa a esta zona del país.