Christian Torres, desde República Dominicana
Santiago Tarapuez tiene en su memoria historias que le son difíciles de contar. Está agotado y unas gafas oscuras cubren su rostro.
Él lideró el equipo de 40 rescatistas ecuatorianos que ayudó a los sobrevivientes del terremoto en Haití, en Puerto Príncipe.
Ellos son especialistas en búsqueda y rescate en estructuras colapsadas. El equipo estuvo integrado por policías, bomberos, miembros de la Cruz Roja y de la Secretaría de Gestión de Riesgos. A ellos se sumaron dos canes adiestrados en búsqueda.
El equipo ecuatoriano llegó 24 horas después de ocurrido el temblor de 7,1 grados Richter, que destruyó Puerto Príncipe, el 12 de enero pasado.
Ayer, Tarapuez y sus compañeros aseguraban que lo vivido en Haití superó sus experiencias pasadas, como el terremoto que asoló a Pisco (Perú) o los desastres por la erupción del volcán Tungurahua, en Ecuador.
“Sin el terremoto, Haití era un país con muchos problemas sociales. Ahora, los servicios básicos colapsaron, hay inseguridad en las calles y, sobre todo, un indescriptible drama humano”.
Los rescatistas cuentan que los niños huérfanos dormían en una alcantarilla cerca de su base, lo hacían para protegerse de los ladrones que en estos días rondan por la capital haitiana. “No ves niños en las calles”.
El equipo ecuatoriano concentró su búsqueda en un hotel de Puerto Príncipe. Allí recibieron la ayuda de los casos azules chilenos y ecuatorianos, que cumplen misiones de paz en ese país. En ese mismo lugar falleció, el día del terremoto, la esposa del jefe de la misión chilena.
Los turnos de trabajo de los rescatistas eran agotadores. Cada equipo trabajaba hasta 12 horas interrumpidas. Su alimentación era en base a comida deshidrata, especial para estas tareas. Ese tipo de alimentación puede causar problemas estomacales, una semana después de ingerirla.
Según Tania Moreno, funcionaria de la Secretaría Nacional de Riesgo, la ONU felicitó a los rescatistas ecuatorianos, por su entrega. Pero a pesar de eso, dice Moreno, era necesario que terminen su trabajo, porque lo más aconsejable para su salud física y mental era salir a los 10 días.
Eso se cumplió ayer. Para traerlos de regreso a Ecuador, viajó desde Quito un Hércules C130 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, contratado por la Secretaría Nacional de Riesgos. El avión transportó 8,5 toneladas de donaciones, principalmente papillas para bebés, muy difíciles de encontrarlas en la isla.
Otro avión ecuatoriano con ayuda llegará a Puerto Príncipe la próxima semana y llevará a médicos del Ministerio de Salud, quienes trabajarán en los improvisados hospitales.
Estaba previsto que a las 22:00 de ayer arribe a la Base de Operaciones, ubicada en el norte de Quito, el avión militar con los 40 rescatistas. Así lo anunciaron las autoridades ecuatorianas.
La ayuda no para
La campaña a favor de Haití que realiza el Gobierno ecuatoriano y la Secretaría Nacional de Riesgos llegó a reunir 90 toneladas de donaciones.
Con el viaje de ayer del Hércules C130 se han hecho dos traslados para entregar las provisiones. A parte de las papillas, se movilizó agua embotellada y cientos de cartones con alimentos enlatados.
Además, se llevaron 60 pintas de concentrado de glóbulos rojos de tipo O negativo, que puede ser usado para personas que tienen fracturas. Hasta el momento, se han enviado 312 pintas de ese tipo y de otras.
Toda la donación fue entregada al Instituto Haitiano de Desarrollo Integral, que fue el encargado de trasladar la carga de la base Aérea de San Isidro, en Santo Domingo, en República Dominicana, hasta Puerto Príncipe.
Más toneladas de alimentos y medicinas serán enviadas por barco, pues los costos de cada traslado aéreo llegan a los USD 48 000, solo por el pago del combustible y otra logística de la nave de la FAE.