A propósito de la reciente efemérides de Quito, es oportuno revivir brevemente la historia sobre su fundación o, mejor dicho, sobre sus diversas fundaciones, que provocan cierta discrepancia y confusión.
Los historiadores coinciden en que Quito fue fundada por los nativos hace muchos siglos y destruida o abandonada varias veces por efecto de erupciones de los volcanes Pichincha y Pululahua, pero reconstruida por ellos mismos de inmediato. En 1534 fue incendiada por Rumiñahui, para evitar que la ciudad caiga en poder de los conquistadores ibéricos, quienes, ávidos de oro y sabedores de que ahí se escondía el tesoro de Atahualpa, se lanzaron en su búsqueda.
Dos expediciones de españoles partieron simultáneamente: una desde Guatemala, al mando de Pedro de Alvarado y otra de San Miguel de Piura, encabezada por Sebastián de Benalcázar, que llegó primero y el sábado 15 de agosto de 1534 Diego de Almagro fundó Santiago de Quito en la llanura de Riobamba, según unos historiadores, o en Cicalpa, a orillas de la laguna de Colta, según otros y 13 días después fundó la Villa San Francisco de Quito, “para que sea instalada en la ciudad indígena de Quito, ubicada a 30 leguas de distancia”.
Benalcázar llegó el domingo 6 de diciembre a las ruinas humeantes aún de la capital de los Shyris, a donde trasladó a las autoridades de la efímera villa fundada pocos meses antes e instaló el Ayuntamiento, asignó solares a los 205 habitantes y delimitó áreas comunales, con la participación de un escribano, proceso que, más que fundación, ha sido catalogado como “asentamiento efectivo o definitivo”.
El 14 de marzo de 1541 el emperador Carlos V confirió el título de ciudad y le otorgó el escudo de armas; el 8 de enero de 1545 el papa Pablo III creó la Diócesis de San Francisco de Quito; el 29 de agosto de 1563 el rey Felipe II firmó la Cédula Real mediante la cual concedió la categoría de Audiencia y Presidencia a Quito, cuyos límites geográficos abarcaban una superficie cinco veces mayor que la de la actual República del Ecuador.
Quito es capital de la provincia de Pichincha y de la República del Ecuador; es la capital oficial más alta del planeta (2 830 metros sobre el nivel del mar). El Distrito Metropolitano supera los dos millones de habitantes y de aquello de ciudad franciscana sólo queda el buen recuerdo’
Sea fundación, instalación o asentamiento desde antaño se rinde merecido homenaje a Quito el 6 de diciembre, y ahora es, sin duda, la más alegre y masiva festividad histórica del país, en la que afloran el respeto y cariño a la “Carita de Dios”, se demuestra el espíritu de civismo y unidad nacional y se exalta la fusión de dos razas, la autóctona y la española, que dieron origen al mestizaje, al que pertenecemos la gran mayoría de ecuatorianos.