Sonríe, sostiene un termo azul en su mano derecha y contempla el valle de Tumbaco. El Ilaló es uno de los espacios que la atrapan. Le gusta perderse en las calles de Quito, caminar por el Parque La Carolina y comer cebichochos.
En la montaña es ella, Daniela Chacón, la nueva vicealcaldesa de Quito, pero también la joven que continúa soñando, la muchacha apasionada por la política y las reuniones con sus compañeras del Colegio Los Pinos.
En la montaña mágica (como la conocen algunos de los capitalinos), recuerda que cuando viajó a Estado Unidos, donde realizó una maestría en Administración Pública, le hacía falta algo. Se trataba de las elevaciones, que ubican a los quiteños, su referente para saber dónde está el norte y el sur.
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“Cuando estuve fuera, la gente me decía que saliera de la estación del metro y tomara el norte. Pero, cuando salía, no había montañas…”.
Chacón ha participado en trabajos en el exterior, entre ellos está su participación como Coordinadora de Política Pública de una iniciativa público-privada de la Gobernación de Colorado y la Alcaldía de Denver- Estados Unidos, en el desarrollo de políticas y programas para posicionar a la ciudad de Denver como un centro turístico, cultural y de negocios en América.
A su regreso (2012), recuerda, mientras asciende por un sendero, empezó con caminatas y luego fue, precisamente, el Ilaló la primera montaña que ascendió. El Pasochoa y el Rumiñahui están en la lista. La meta es el Cotopaxi.
Daniela tiene 32 años y, como dice, a la par de la caminata, le gusta conocer nuevos lugares, encontrar una tienda, una cafetería o una “hueca”, sentarse a comer o leer un libro.
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Con un atuendo deportivo en lugar de las prendas formales que usa en el Municipio, mientras asciende por la montaña del oriente de Quito, reconoce que es imposible no pensar en lo que se viene.
Ella recuerda que hasta los 10 años vivió en el barrio La Gasca, por lo que se lanzó como concejal del Distrito Centro. Sin embargo, habitó en varios barrios de la capital.
En ese camino de gestionar los asuntos de la ciudad, no quedan fuera las caminatas para comprar chochos en el Parque La Carolina. Esa es una de las “huecas” que conoció con su padre. Ya no es de ir a discotecas, pero sí de reunirse en la casa de los “panas”.
Una práctica infaltable en su rutina es el almuerzo dominical con sus padres. Ella es la mayor de tres hermanos. Ellos, comenta, están fuera del país.
Para ella, al igual que en la Alcaldía, llegar a la cima de una montaña representa un reto, marcar y cumplir objetivos.