Dos años políticos difíciles y enconados esperan a Venezuela con un presidente Chávez capaz de todo por ganar otra elección presidencial y con una oposición que mejora en votos pero no tiene el candidato único que necesita de urgencia. La gran jornada próxima será en las urnas el 3 de diciembre del 2012. Allí se definirá si el Coronel cumple con su sueño de gobernar por una veintena de años al país de Bolívar y del petróleo o si sus adversarios se dan el grandísimo gusto de endosarle una pesadilla, poniéndole de patitas en la calle Caracas.
Y, por supuesto, lo que sucede en Venezuela interesa al Ecuador, tal como ha sucedido desde hace siglos. Igual o más ahora, cuando los grandes Jefes son amigazos y copartidarios, luego de que ambos aprovecharon con mucho entusiasmo el naufragio de una partidocracia aferrada a la balsa de una moribunda Constitución. Los dos, igualmente, tomaron el camino de los triunfos electorales. El uno lleva seis triunfos y el otro trece, número que –lamentablemente- es de mala fama. Chávez está inquieto, además, porque ya le ganaron una votación (2005) y en la última apenas si logró un empate técnico. Correa perdió una y desde entonces va invicto, solo afectado por los inolvidables sustos del 30-S, día tremebundo en que, según su versión, casi le tumban y le mandan al otro mundo.
Lo que está haciendo ahora el coronel Chávez –usando los votos de una Asamblea que está terminando su período- es muy grave y contradice su pregón democrático. Sumar todos los poderes y dejar sin trabajo a los 65 diputados de la oposición que asumirán el 5 de enero suena a golpe de estado o algo por el estilo. El mismo dice que se aproxima una bronca de los mil demonios. ¿Por qué se atreve a tanto? Solo hay una explicación. El coronel Hugo Chávez cree, seguramente, que esa es la única forma de triunfar el 3 de diciembre del 2012. En septiembre pasado le fue mal en las urnas, pese al intenso trabajo y al uso de todos los recursos. Quiere decir que cada vez menos gente cree en su gobierno, pese a que la producción petrolera sigue por sobre los dos millones de barriles por día. Parece que los problemas económicos venezolanos están pesando, incluyendo los cortes eléctricos y la importación del 60 por ciento de los alimentos y necesita una estrategia de emergencia.
Muy difíciles y complejos se perfilan, pues, los dos próximos años en Venezuela. ¿Cómo responderá la oposición? ¿Tirando la toalla, como en el 2005? O, más posiblemente, empleándose a fondo para triunfar el 2012 y tocarle al Coronel en lo que más le duele. En los votos. La oposición tiene ya algunos precandidatos presidenciales pero todavía no asoma el postulante real. Mientras tanto, hay la sensación de que ganarle a Chávez -en estas condiciones- suena casi a imposible. Además, con el peligro de que si le ganan, el general Rangel desconozca el resultado.