El balance del cierre del año lectivo 2022 para las regiones Sierra-Amazonía no es alentador. Los 18 días de paro nacional alteraron la normalidad de las clases, las horas académicas y la modalidad de los exámenes finales.
El informe presentado por el Ministerio de Educación sobre el impacto de las movilizaciones reveló que el número de planteles que cerraron sus puertas varió, pero el tope máximo ocurrió del 23 al 25 de junio con 6 005 planteles.
Esto significó que 1,4 millones de estudiantes (33%), de los 4,3 millones que tiene el sistema educativo pasaron a la virtualidad por su seguridad y por la de los docentes y personal administrativo.
El pasado 30 de junio -en el fin del paro- hubo 4 602 de los 16 095 planteles cerrados. La mayoría, en las provincias de la Sierra y Amazonía: Pichincha, Chimborazo, Azuay, Cañar, Imbabura, Pastaza…
Problemas de conectividad
Cleotilde Sigüencia vive en Collauco, en el cantón Suscal. Fue una de las comunidades indígenas de Cañar que plegó al paro desde el 13 de junio. Los dos primeros días, sus tres hijos de 9, 11 y 16 años tuvieron clases de forma irregular y luego pasaron a la virtualidad.
Con las clases virtuales regresamos a los problemas que tuvieron en los dos años de la pandemia por el covid-19, dijo Sigüencia.
“A cada rato les fallaba el Internet, se salían de la plataforma. Los estudiantes se distraían bastante y así no aprenden nada”.
El 21 de junio, el Instituto de Investigación, Educación y Promoción Popular del Ecuador pidió que se haga un pacto por la defensa de sus derechos de miles de niños y adolescentes que están abandonados en el sistema educativo.
Para la pedagoga Marcela Gutiérrez, con la paralización los niños y adolescentes perdieron continuidad de sus actividades en la fase final, una de las más importantes donde ellos intentan recuperar notas y trabajos pendientes.
Con ese criterio coincide Javier Lema, de la parroquia cuencana de Tarqui. Su hijo Antony, de 11 años, venía con bajo rendimiento académico desde el inicio del año lectivo, porque se le dificulta entender matemáticas, lengua y literatura y ciencias naturales.
Antes del paro y con la aproximación de los exámenes finales, el menor se había comprometido con los docentes a entregar todas las tareas pendientes para recuperar las notas de los parciales y subir en algo sus promedios.
Lema contó que los profesores también habían planificado trabajar en repasos de los temas más importantes que habían visto en el segundo quimestre, en la semana previa a los exámenes, para actualizar los conocimientos.
Por el paro eso no se cumplió. Ya dieron los exámenes finales y su hijo se quedó para supletorio en las tres materias básicas. En la actualidad, su padre está preocupado porque considera que le falta preparación y podría reprobar.
Para Gutiérrez, esa terminación abrupta del año, de forma virtual, también les afecta en la parte emocional, en el bienestar y la seguridad, porque no socializaron ni se despidieron de sus compañeros ni de sus maestros. “Es como que algo quedó pendiente”.
De acuerdo con el cronograma del Ministerio de Educación, los planteles particulares podían terminar el año académico el 1 de julio y los públicos, mañana.
El pasado jueves 30 de julio, cuando se levantó el paro nacional, el Ministerio dejó a criterio de las autoridades si convocaban el último día a la presencialidad.
En Cuenca, algunos establecimientos como el Técnico Salesianos y Rosa de Jesús Cordero cerraron el ciclo antes del 29 de junio, con la entrega de notas. No hubo despedidas de sus estudiantes.
Pero otros como el Rafael Borja y Ausubel, pese a que ya habían concluido todas las evaluaciones quimestrales virtuales, el pasado viernes llamaron a sus estudiantes a los establecimientos para el cierre del ciclo escolar. Mientras que para el sistema público, las clases culminarán mañana. La semana anterior ya cumplieron con las evaluaciones finales.