Los habitantes de los alrededores del volcán Tungurahua, donde se mantiene la alerta naranja, retornaron ayer a sus actividades agrícolas. Esto a pesar de que en la madrugada de ayer el coloso arrojó lava, según informó el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.
Los chorros de lava proyectaban bloques incandescentes a 800 metros de altura sobre el nivel del cráter, según el Geofísico.
Segunda Sánchez, moradora de la parroquia Bilbao, en Chimborazo, duerme en el albergue del sector La Paz en el cantón Pelileo (Tungurahua). Ella se mudó desde el sábado cuando el proceso volcánico obligó a declarar la alerta roja en Bilbao y una docena de pueblos más.
“Debo cobrar el bono de desarrollo humano en Pelileo. Con ese dinero compraré alimento para nuestros animales. Estamos preocupados porque la ceniza ya dañó todos los pastizales”.
El nuevo proceso eruptivo del Tungurahua empezó el pasado 22 de noviembre. La actividad fue intensa el sábado por la mañana y se redujo en la medianoche y madrugada del domingo.
Ayer, mientras el volcán se mantiene en una calma relativa, en el reasentamiento de La Paz, las actividades de 200 familias se cumplieron con normalidad.
Allí, personal del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) adecuó un albergue con 14 camas que son utilizadas por 39 personas de la parroquia Bilbao. Estas personas han adoptado una rutina diaria: salen a cultivar la tierra y a alimentar a sus animales que se encuentra en las faldas del coloso. Varias mujeres se quedan en el albergue a la espera del resto de vecinos y familiares.
La Escuela de Formación de Soldados del Ejército les proprociona dos camiones para movilizarlos a las comunidades Bilbao, Cusúa y Chacauco. Ocho soldados se encargan de su seguridad. Los recogen en La Paz a las 07:00 y los devuelven a las 17:00.
Marco Bombón, gobernador de Tungurahua (e), contó se entregan raciones alimenticias según el número de grupos familiares. “Se han entregado 30 raciones. De acuerdo a las necesidades se los irá abasteciendo”.