El tango argentino no solo encierra emociones y pasiones en sus pasos sensuales y sincronizados.
La belleza de la figura humana y la vestimenta juegan un papel importante en el show.
Eso es lo que se vivió el sábado pasado en el Teatro de la Casa de la Cultura, a las 20:00 con la presentación del grupo Argentina Tango Review.
Los músicos no solo lucieron sus instrumentos clásicos (acordeón, piano, chelo y violín), sino que la vestimenta fue bastante formal. Sus ternos de negro impecable contrastaban con las luces rojas del escenario.
El grupo de bailarines dirigido por Graciela Caló presentó unas coreografías interesantes. Los argentinos entrecruzaban las piernas con bastante habilidad y soltura.
Otros pasos eran más bruscos, tanto así que el varón arrastraba literalmente a su pareja por el escenario.
Otras acrobacias parecían retar a la gravedad. Y es que los saltos en el aire y las largas extremidades de las bailarinas se juntaron y ganaron aplausos del público.
Los hábilles jóvenes también desplegaron sensualidad en sus prendas. Las mujeres lucieron vestidos con cortes que sobrepasaban la cintura y dejaban ver con sugestión- sin llegar a la vulgaridad- la belleza de sus extremidades inferiores.
Los bailarines, con cabello engominado, mostraron cortes de terno bastante formales y de color oscuro. Algo que sorprendió fue la ausencia de sombreros. El rojo y el negro fueron los colores que reinaron en la velada tanguera.
Vanesa Quiroz demostró que no solo tiene una voz privilegiada para interpretar temas de Carlos Gardel y Homero Manzi, sino que dejó ver una gran colección de vestidos.
Varias de esas prendas llegaban hasta el piso, pero tenían un largo corte en el lado izquierdo.
Un vestido negro y ceñido al cuerpo fue su símbolo de elegancia y sobriedad.
Así, quedó demostrado que el tango no solo baila, sino que también viste y canta.