Hay talleres a los que asisten, voluntariamente, todas aquellas personas que desean aprender algo nuevo para poner en práctica los conocimientos adquiridos. Otros, como al organizado por Alianza País, concurrieron, obligados, sus asambleístas electos. Fue una especie de taller de corte y confección en los términos del socialismo del siglo XXI: todos siguen el mismo corte ordenado por el jefe. Admiran y aprueban la confección ejecutada por el gerente propietario de la sastrería. La creatividad no existe. Las prendas siguen el mismo molde. Ni un botón puede ser cambiado de sitio, porque eso significa no compartir lo hecho en la “Sastrería De-Sastre Carondelet”.
Fue un taller con la asistencia de miembros del gabinete ampliado y los asambleístas para el período 2013-2017, para aprender a manejar tijeras, agujas e hilos y, en el peor de los casos, recibir las técnicas para zurcir las obras remitidas por el jefe. En este taller, el obediente Fernando Cordero habló de las potencialidades y debilidades de la Función Legislativa, es decir, no habrá dicho mayor cosa, por el desconocimiento de la independencia de este Poder del Estado con el Ejecutivo.
Ricardo Patiño expuso sobre la revolución ciudadana e integración, tema en el que sus conocimientos son solo de aprendiz, es decir, escasos. Augusto Barrera trató de la revolución urbana (con conocimiento de causa, por el caos generado en su pobre gestión municipal). Homero Arellano se habrá desvelado imaginando su charla sobre seguridad y convivencia, en un país en que se palpa la inseguridad, y con dificultad se convive.
Las primeras piezas que aprobarán los futuros asambleístas de País, son los Códigos de Seguridad, Penal Integral y el de Salud, y las leyes de Comunicación, Tierras, Aguas y Seguridad Social. Estas creaciones, aun cuando sea necesario lascarlas, o estén ajadas, serán planchadas sin quitarles el hilván, para exponerlas en la vitrina de normas aprobadas, junto a maniquíes desnudos de ideas.
¿Qué podrán hacer los asambleístas ajenos a las huestes del gobierno, si sólo serán dos de siete que conforman cada comisión de la Asamblea? Para suavizar el rostro de la Asamblea Nacional, parecería que el Ejecutivo pondrá al frente del Legislativo, a tres mujeres que los ecuatorianos desconocen su inteligencia y capacidad.
Una de las fortalezas de estas damas es contar con el apoyo de gente influyente en esas Funciones del Estado. ¡Total, para aceptar lo confeccionado en la Presidencia de la República, se requiere de un conjunto de obedientes aprendices! No existe, entre los asambleísta del gobierno, ningún “Sastrecillo Valiente” que se atreva a reformar, con metro y tiza en mano, las prendas creadas en la “Sastrería De-Sastre Carondelet”, por lo que el país seguirá descachalandrado .