2013 es el año de la consolidación del gobierno de Correa, por su aplastante victoria electoral, por la descomposición de la oposición y porque en Alianza País ya no hay espacio para disidencias de las posiciones del Presidente, sino la sanción se hace y con el silencio predomina una línea, por cambiante, consistente o incoherente sea esta, en sí misma o en relación a restos de ideología o principios y proyectos anteriores. La política está reducida a una voz cantante que la limita a la gestión.
En la sociedad, el nuevo sistema político de concentración del poder se basa en que recibe el apoyo de amplios sectores de todos los niveles socioeconómicos, sin excepción. Es su aspecto más fuerte.
Un sistema así mal puede funcionar por el simple arte de la manipulación, sea fuerte o sutil, o por la campaña política permanente o por la coerción, con ley y Policía o no, ahora muy presente y valorizada por la gente de AP ante su necesidad de convencerse que existe revolución la cual generaría enemigos y complotadores. Sería un hipotético proyecto revolucionario, no el estilo presidencial, que crearía rechazos.
Es la sociedad en general la que ahora, por diversas razones, alienta al silencio y otra vez a los políticos con manos libres. Amplios sectores aprecian la modernización y la inclusión social que promueve el Gobierno. Todos se benefician de la circulación del enorme excedente de dinero petrolero. También amplios sectores prefieren estabilidad, impuesta o no, antes que la inestabilidad anterior como acontece en tantas sociedades. Es además un hecho que la sociedad que fue activa y propositiva está integrada al Gobierno, por opción o no, o está silenciada por la coerción, amenaza y miedo; pero también porque hay ausencia de referentes para construir posiciones alternativas y porque el conjunto de sectores de opinión -sociedad civil organizada, la prensa, los intelectuales…- se ha mimetizado con la polarización política y han quedado presa del momento, incluido de la lógica de la gestión. Responde al ataque antes que a la construcción de razones por encima del bosque. Se complace de la disputa y se encarcela en ella. Vuelve pasión a responder a discursos empobrecidos de razones.
Ecuador adolece ahora de debate, su prensa antes activa en pluralidad de pensamientos, sobre el presente y el futuro, hace en general ahora coro a la idea de la gestión pública. Lo de fondo queda del lado, pesa más el cómo se hace. Tal como ha querido Correa, en su conservadora visión del orden político, se hilvana inauguraciones y simples reflexiones a cómo se hace tal o tal política. La prensa va asemejándose al silencio de la sociedad: fiestas, accidentes, campañas civilizatorias de buen comportamiento, administradores, chismes. ¿Será mañana lo que precisamente hace borrón y cuenta nueva, como ha acontecido a estos sistemas?