Hace unos días viajé a Barcelona con motivo de una reunión médica, estuve hospedado cerca del Palau de Congressos de Catalunya, ubicado en la Avenida Diagonal. Con la diferencia de horario tan grande, contrario a mi naturaleza estaba muy despierto desde la madrugada, así que tipo seis de la mañana , sin saber que más hacer en mi habitación, decidí salir a caminar en un hermoso parque de nombre Cervantes que quedaba frente a mi hotel. Para mi sorpresa, a esas hora de la mañana, la zona estaba llena de trotadores, unos solos, otros en grupo, unos rápido, otros más lentos, pero todos apropiadamente vestidos para el frío de esa hora y época del año. Ver tanto entusiasmo por el deporte me contagió, así que decidí que al día siguiente, antes del inicio de las actividades académicas, acompañaría a estos esmerados madrugadores en su práctica del “footig” como lo llaman allá. De todas maneras, es algo que venía pensando que debía hacer, más deporte, algún deporte, uno de verdad, con pérdida de calorías para bajar de peso y evitar los riesgos de la hipertensión y la diabetes.
Fui al área de deportes en el Corte Inglés para aprovisionarme de los implementos deportivos apropiados, lo que primero me probé, con mucho esfuerzo, fue una malla, algo así como el traje de Superman, felizmente en negro y no en azul, que me quedaba apretadísima, pero así es como debía ser según el vendedor, quien por poco me convence de que una faja reductora iría bien con la malla que empujaba las carnes hacia afuera en vez de ocultarlas hacia adentro.
La segunda compra fueron los zapatos apropiados para el “footing”, deben ser livianos y con aire entre los diferentes niveles de suelas esponjosas, para que no se dañen las rodillas, me instruyó el dependiente.
También adquirí una serie de artículos adicionales como camisetas de un material para que el sudor salga y no se quede atrapado en la ropa, etc.
Como me había propuesto, salí tempranito y empecé caminando, luego troté un poco, luego volví a caminar. Los atletas españoles para las olimpiadas de seguro entrenan en la avenida Diagonal de Barcelona.
Es imposible seguirlos, son rapidísimos, incluso el grupo de la tercera edad (deben haber sido de la tercera edad) me pasaban cuando iba trotando en mi mejor ritmo.
Veinte minutos más tarde, sentado en una banca del Parque Cervantes, tratando de recuperar mi aliento, recordé un artículo reciente publicado en JAMA, una prestigiosa revista médica, en el cual exponía que la gente con sobrepeso de acuerdo al índice de masa corporal, tenía las tasas de mortalidad más baja independientemente de la causa de muerte.
Como no llego a obesidad y estoy en el grupo de larga vida de acuerdo a mi IMC, he decidido vender una malla prácticamente nueva y unos zapatos increíbles que protegen las rodillas.