Peñarol de Uruguay y Santos de Brasil empataron ayer 0-0 en la primera final de la Copa Libertadores de América, que se jugó en Montevideo. A los 85 minutos, el árbitro paraguayo Carlos Amarilla anuló un gol a Diego Alonso, de Peñarol, por posición adelantada, en la jugada más polémica de esta primera definición.
Unas 65 000 personas brindaron un espectáculo en las tribunas, pero en el campo de juego no hubo grandes emociones ya que los dos equipos cometieron muchas imprecisiones y ni siquiera la estrella brasileña Neymar pudo desplegar su talento.
El futbolista, codiciado por varios clubes europeos, pudo hacer poco. Fue bien marcado y no fue golpeado como se especuló antes del partido por la prensa local.
Tal vez sabiendo que eso podría ocurrir, a los 18 minutos se tiró al suelo aparatosamente cuando perdió un balón y se ganó una tarjeta amarilla por simular.
Fue el primer amonestado del partido que, hasta ese momento y lo que transcurrió del primer tiempo, no tuvo muchos roces ni jugadas violentas que requirieran una sanción por parte del árbitro paraguayo Carlos Amarilla.
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La segunda amonestación fue para el delantero de Peñarol Alejandro Martinuccio, cuando se interpuso a un futbolista de Santos que pretendía reanudar rápidamente el juego, después de una falta.
En la última media hora del partido, Peñarol -que estaba siendo dominado por el Santos- recobró cierta dinámica con el ingreso de Antonio Pacheco y del delantero Fabián Estoyanoff, pero no alcanzó para vulnerar la sólida defensa rival. Jugó mejor el Santos en el balance general, pero el empate fue merecido para ambos por lo que hicieron en los 90 minutos.
Además del gol anulado, sobre los 23’ el uruguayo Matías Corujo fue protagonista de una jugada por la que todo el estadio reclamó penal. Cayó dentro del área pero el árbitro lo desestimó.
Una de las opciones más favorables para Santos fue desviada al córner por el portero Sebastián Sosa, a los 20 minutos, y en la siguiente jugada un remate de cabeza pasó rozando el horizontal.
A los 72’ otra vez Sosa salvó su valla en una oportuna intervención ante un rival que ingresó al área sin marcas. Hubo pocas jugadas de peligro sobre las vallas en el primer tiempo.
Peñarol intentó dominar el juego, presionando en el medio del campo y jugando en profundidad para explotar la velocidad de Alejandro Martinuccio y la potencia goleadora de Juan Manuel Olivera. Pero el nerviosismo, el campo resbaladizo y las propias fallas impidieron a Peñarol ser más efectivo y retirarse en ventaja.
Santos hizo su juego. Se defendió, a veces hasta con cinco futbolistas, y cuando tuvo que alejar el peligro no le importó ser des-prolijo y despejar el balón hacia cualquier lado.
Peñarol y Santos jugaron en el estadio Centenario de Montevideo con el arbitraje del paraguayo Carlos Amarilla y la revancha será el miércoles próximo, a las 22:50 horas (19:50 de Ecuador) en el estadio Pacaembú, de Sao Paulo, con el arbitraje del argentino Sergio Pezzotta.
El encuentro estuvo cerca de ser suspendido por la crisis que desató en la circulación aérea la ceniza que emana del volcán chileno Puyehue. Los árbitros tardaron siete horas en arribar.
Un duelo con historia
Peñarol y Santos reviven uno de los duelos históricos del fútbol sudamericano: ambos fueron finalistas en 1962, en la tercera edición de la Copa.
En aquella definición, ganada por Santos en un tercer partido en Buenos Aires, actuaron Pelé en Santos y el ecuatoriano Alberto Spencer en Peñarol.
La revancha será el próximo miércoles, en el estadio Pacaembú, de Sao Paulo.