Hace cuatro años, Andrés Encalada puso el título de ingeniero en Comercio Exterior en las manos de su padre y luego le dijo: “He cumplido con lo mío. Ahora quiero que me ayudes para ser director técnico”.
Alfredo Encalada, actual técnico del Aucas, no se sorprendió cuando su hijo le mencionó que quería seguir sus pasos. Es más, ese mismo día le incentivó para que se inscribiera en el Instituto Tecnológico de Fútbol de la Federación Ecuatoriana y este año se titulará como DT.
Su primogénito siempre estuvo vinculado al fútbol. A los 6 meses de edad ya había saltado a la cancha del Atahualpa, en brazos de su padre, por entonces capitán del D. Quito. De niño hasta se quedaba con los suplentes, mientras el defensor metía duro la pierna en la zaga azulgrana.
Andrés se inmiscuyó en ese mundo y desde chico quiso ser profesional. Militó en las menores de la ‘AKD’ y en las de Liga, pero decidió retirarse a los 21 años. “Fue doloroso. Andrés lloró porque quería ser profesional. Tenía las condiciones, pero no tuvo las oportunidades”, indica el ex defensa de la Selección nacional, al tiempo que hace una mueca de inconformidad, con su boca.
Sin embargo, Andrés no se desvinculó del deporte. Continuó como delantero en equipos barriales y sin que su padre se enterara realizó sus primeras armas como entrenador. Lo hizo en la escuela del club Eucaliptos, en las menores de la U. Católica y como estratega de colegios capitalinos.
Pasó algún tiempo hasta que el padre se enteró que el hijo ya se las jugaba como entrenador.
Fue en una premiación, de un campeonato de AFNA (Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha). Cuando llegó Alfredo Encalada se le acercó un directivo y le preguntó si él iba a entregar el premio a su hijo. Encalada no entendió hasta que el dirigente le explicó que Andrés había ganado un campeonato, con las menores del Eucaliptos. Solo entonces el padre supo con certeza que su retoño ya estaba encarrilado en los caminos, a veces escabrosos, por los que transitan los técnicos.
En la cancha del Ídolo del Pueblo, en el sur de Quito, los dos conversan, intercambian criterios y luego Andrés da las indicaciones a los jugadores, que se preparan para el torneo de Segunda que empezará desde el próximo mes.
Aucas no es la primera experiencia de los Encalada.
En el 2009 salieron campeones nacionales del fútbol amateur, con el club Japón. Luego, el año pasado, el hijo asumió la dirección técnica del América y su padre fue el asesor del club.
El equipo ‘cebollita’ no pudo subir de categoría, pero el trabajo diario y la dirección en los partidos generó un vínculo aún más fuerte, entre padre e hijo.
Sin embargo, tuvieron sus problemas. El padre cuenta que las discusiones, por algún cambio de jugador o alguna formación táctica, llegaban hasta la casa. Eran tan graves que su esposa tuvo que interponerse entre los dos, para separarlos, en un par de ocasiones.
El padre reconoce que en un principio fue difícil asumir que, además de su hijo, Andrés también era su colaborador en lo profesional. Pero ahora, asegura, en la casa son padre e hijo y asistente y técnico, en el trabajo.
“Es una gran responsabilidad, porque los ojos de la gente están sobre nosotros y sobre todo en mí. Quiero seguir los pasos de mi padre y demostrarle a todos, con trabajo y resultados, que también tengo la capacidad”, dice Andrés.
HOJAS DE VIDA
Alfredo Encalada
Tiene 53 años. Con 17 años debutó en Liga (Q), donde jugó hasta 1979. Ese año fue transferido al D. Quito. En ese club jugó hasta su retiro en 1991.
Como técnico ha dirigido selecciones nacionales en todas las categorías. Fue estratega de Liga (Q), D. Quito, Aucas, Liga (P), Delfín, entre otros clubes.
Andrés Encalada
Tiene 30 años. Militó en las inferiores del Quito y de la Liga (Q). Se retiró del fútbol profesional a los 21 años.
Como DT ha dirigido al club Eucaliptos y a las menores de U. Católica. También en los colegios Tomás Moro y Terranova. En el 2010 fue entrenador del América, en Segunda.
Él quiere sacarle el jugo
Leandro Asad se retiró del fútbol profesional el año pasado, en el Deportivo Riestra de la Primera D del fútbol argentino.
Coincidencialmente ese fue el primer equipo en el que su padre, Julio Daniel Asad, salió campeón como técnico en 1985. Ahora, padre e hijo están al frente del Independiente José Terán y sueñan con jugar un torneo internacional con el club de Sangolquí.
Cuando Asad, de 57 años, asumió la dirección técnica del club en septiembre del año pasado, tuvo como asistente a Álvaro Carcelén, quien se retiró del fútbol por un problema cardiaco, a mediados del 2010. Asad ratificó a Carcelén y este año trajo también a su hijo, quien quiere empezar su carrera como entrenador de la mano de su padre. “Siento una responsabilidad grande de no fallarle a Julio. De la misma forma quiero aprovechar al máximo toda la experiencia que me pueda brindar y sacarle todo el jugo”, dice el ex delantero, de 27 años.
Cuando Asad (padre) dirigió a LDU en la Serie B, su hijo jugaba en la Sub 20 del club albo. Luego militó por equipos de su país, Bolivia y Perú hasta que decidió retirarse. Ya no se sentía contento al continuar como jugador.
Entonces, cuando se le presentó la oportunidad de acompañar a su padre no lo dudó.
Independiente será el primer club en el que compartirá el trabajo con sus padre. “Es lógico que un entrenador traiga a personas de su confianza, para tener cubierta la espalda. El fútbol es así. En Independiente me encontré con Alvarito, que es de mi confianza y es bueno tenerlos a los dos en el club”, dice el DT, campeón con Olmedo y Deportivo Cuenca, en el 2000 y 2004, en ese orden.
En los entrenamientos, Asad da las indicaciones y sus dos asistentes son los encargados de que se cumplan. “Ambos son jóvenes y tienen ganas de aprender. Yo les enseño que el fútbol no es solo lo táctico. También es el manejo del grupo, el manejo con los dirigentes, el trato con la prensa. Intento enseñarles lo poco que sé”, concluye el ‘Turco’.
HOJAS DE VIDA
Julio Daniel Asad
Tiene 57 años. Como futbolista defendió a Vélez Sarfield, Racing Club y Colón, todos de Argentina, entre 1972 y 1981.
Como DT empezó en el Deportivo Riestra, en 1985. Dirigió en Argentina, Ecuador, Arabia, El Salvador y México.
En el país fue campeón con Olmedo y D. Cuenca, en el 2000 y 2004, en ese orden.
Leandro Asad
Tiene 27 años. Jugó en las divisiones menores en Vélez (Arg.) y en Liga de Quito. Militó en clubes de la nacional B de Argentina; en Perú y Bolivia. Se retiró del fútbol rentado, el año pasado.
Como entrenador. Este año arrancó su carrera como asistente técnico, en el Independiente José Terán.
Homero y Júnior
Homero Valencia, actual técnico de Liga de Loja, asegura que trabajar junto con su hijo es “gratificante”. Y trata de explicarlo al relatar lo que ocurrió en un partido del 2010.
El día que aseguraron el ascenso a la Serie A, el 12 de noviembre del año pasado, padre e hijo se dieron un abrazo casi interminable.
El estadio estaba lleno. Había mucho nerviosismo y aunque ganaron con holgura, por 4 -1 a la UTC, tras el pitazo final el padre se dio vuelta, buscó a su hijo y le dio un abrazo largo. Los dos estaban emocionados y hubo hasta lágrimas porque habían llegado a la Serie A.
Y en medio de la algarabía de los aficionados y de la euforia de los jugadores, los Valencia se quedaron abrazados tras conseguir el ascenso, en la cancha del estadio Reina del Cisne.
Valencia, quien siempre se muestra tranquilo, se emociona cuando habla de su hijo. Reconoce que intenta transmitirle todo su conocimiento y experiencia. “Es mi hijo y trato de ayudarlo. Pero él se ha ganado su puesto. El año pasado el equipo tuvo un gran nivel físico y esa fue su labor”, dice el padre, orgulloso.
Junior, como todos le dicen al preparador físico de Liga (L), admira a su progenitor. “Todos los días aprendo, porque Homero es un gran director técnico”, dice Júnior Valencia, de 28 años.
HOJAS DE VIDA
Homero Valencia
Tiene 50 años. Como futbolista militó en Liga (Q), Filanbanco, El Nacional, entre otros.
Como DT dirigió en Aucas, Espoli, El Nacional y a selecciones juveniles. Fue campeón con Liga de Loja en la Serie B (2010).
Homero Valencia (hijo)
Tiene 28 años. Estudió educación física en la Escuela Politécnica del Ejército.
Es preparador físico de Liga de Loja desde el 2010. También trabajó en Espoli (2009).
Él trabaja con su ídolo
Carlos Enríquez pasó dos años alejado del fútbol, tras su retiro profesional en el 2001. Fue un tiempo en el que no se hallaba, en el que no sabía qué, pero algo le faltaba. Cuando en el 2004 retornó al Deportivo Quito, pero como preparador de arqueros en el equipo dirigido por Salvador Daniele, cayó en cuenta que acudir todos los días a los entrenamientos era lo que extrañaba.
Desde mediados del año pasado, esa labor también la realiza con la colaboración de ‘Lalo’, de 21 años, como todos le dicen a Carlos Enríquez hijo.
Lalo, al igual que sus dos hermanas, es hincha del Quito. Y trabajar junto con su padre, todos los días en el Complejo de Carcelén para que los goleros chullas mejoren sus reflejos, su retención y velocidad, es algo que lo enorgullese.
Él empezó a colaborar con su padre, a raíz de que Carlos Sevilla asumió el mando del equipo a mediados del año pasado.
Desde hace tres años, ambos realizaron cursos de preparación deportiva. Por eso, Enríquez quiso llevar a ‘Lalo’, al campo de entrenamiento, para que pusiera en práctica la teoría.
En la actualidad, padre e hijo se reúnen en las noches para observar videos y planificar el trabajo del día siguiente.
Enríquez (hijo) es el hincha número uno de su padre, quien como arquero de la AKD alcanzó dos subcampeonatos. “No ha sido difícil trabajar con mi papá, aunque a veces es estricto. Él siempre será un ejemplo y lo veo como la persona que quiero llegar a ser” dice ‘Lalo’, al tiempo que le da un abrazo a su padre.
HOJAS DE VIDA
Carlos Enríquez
Tiene 43 años. Jugó desde 1994 hasta el 2001, en Católica, Green Cross, D. Quito. Con los chullas logró dos subcampeonatos locales.
En el 2008 fue parte del cuerpo técnico que logró el campeonato de ese año.
Carlos Enríquez (hijo)
Tiene 21 años y estudia en el cuarto año de diseño en la U. Metropolitana.
A mediados del 2009 empezó a colaborar con su padre en la ‘AKD’.
Otros casos
Giovanni Alfonso Mera, de 47 años, ha dirigido en tres equipos junto con su hijo. Lo hizo en el Deportivo Azogues, Técnico Universitario y Mushuc Runa. Geovanni Mera hijo tiene 21 años y está por graduarse de DT, en el Instituto Héctor Morales de Ambato.
Edgardo Bauza, el entrenador de Liga de Quito también confía en el trabajo de su hijo Maximiliano. Él le lleva las estadísticas de la ‘U’ al ‘Patón’, como se le dice al DT. Además, ‘Maxi’ prepara los videos para que el cuerpo técnico y los jugadores analicen a sus rivales.