¿En qué consiste la ‘revolución ciudadana’? ¿Qué legado está dejando en la sociedad ecuatoriana? El Gobierno ha estado suficiente tiempo en el poder como para hacer un balance preliminar e intentar responder esas preguntas. Veamos:
Los cambios de fondo que este Régimen ha producido están en la esfera política. Como pocos antes que él, este Gobierno entendió que para mantenerse en el poder debía confeccionar una red de apoyo –no sólo electoral sino también ideológica– que le permitiera llevar a cabo su ambiciosa agenda política: tomarse las instancias del Estado y quedarse en el poder por mucho tiempo.
Para ese efecto, desde el primer día puso en marcha una política económica que estimuló el consumo de las clases medias y bajas mediante subsidios, créditos blandos y un volumen descomunal de gasto público que dio al electorado una sensación de bienestar inmediato.
Los estándares de consumo y las necesidades materiales de los ecuatorianos han subido tanto a raíz de esa medida de política que será muy difícil para un futuro gobernante promover un proceso de ajuste, a menos que no le importe demasiado ser echado de Carondelet por las turbas enardecidas…
Otro cambio ‘revolucionario’ que el gobierno de Correa ha logrado hacer durante estos años es el relacionado con la propaganda política. Desde su inicio, este Régimen logró articular un mensaje atractivo y resonante mezclando conceptos ultristas –como patria, soberanía y altivez– con buenas dosis de rencor social.
Este mensaje ha sido difundido con éxito por todos los medios de comunicación disponibles, hasta crear una suerte de discurso ideológico único e inapelable que ha servido para justificar cualquier acción –legal o ilegal– de este Gobierno.
Creo que ningún político en el futuro estará en capacidad de soslayar este hecho y, si quiere mantenerse en el poder, deberá articular una estrategia de comunicación y un discurso sólido y atrayente. Un último elemento ‘revolucionario’ que este Régimen ha introducido en la política es la entronización del liderazgo autoritario. La figura de Correa –que sigue contando con elevados niveles de aceptación– demuestra, de forma incontrovertible, que la sociedad desdeña a los políticos de talante conciliador y que busca gobernantes con estilos más confrontativos.
En lo económico, el legado de la ‘revolución ciudadana’ es funesto. A pesar de que tuvo una oportunidad única para modernizar la economía, este Gobierno ha profundizado, como ningún otro en la historia del país, nuestra dependencia con el petróleo, creando, con ello, las condiciones para una crisis de proporciones bíblicas cuando el precio de esa materia prima comience a bajar.