Mientras usualmente cada 8 de marzo se conmemora el Día de la Mujer, en el Ecuador la fecha también supondrá el inicio de una serie de movilizaciones populares de grupos sociales críticos del Gobierno, así como de contramanifestaciones. Los indígenas y grupos políticos contrarios al Régimen -algunos que al principio de su gestión lo apoyaron-, así como organizaciones sociales, anuncian el inicio de una serie de protestas en varias ciudades del país. El Gobierno organiza también manifestaciones de respaldo a su proyecto político.
La protesta social es una de las formas de libertad de expresión. Siempre y cuando se canalice de forma ordenada y respetuosa de los bienes públicos y privados y de las personas, puede actuar como oxígeno para las demandas represadas de la sociedad y debe ser tolerada por los regímenes democráticos.
No cabe satanizar desde el poder la protesta social. En el país se ha sembrado una atmósfera de polarización inconveniente. No cabe olvidar que hay cerca de dos centenares de dirigentes indígenas procesados por el delito de terrorismo y sabotaje por su participación en protestas. Se anuncia que las manifestaciones se desarrollarán de forma paulatina. Algunas pueden ser tomadas como inicio de la campaña de la oposición que se expresa desde la izquierda crítica del Gobierno. Además, seguramente serán usadas por varios grupos para expresar sus puntos de vista sobre temas sociales delicados como la explotación de recursos naturales o los derechos humanos.
Para respetar la libre expresión de los conglomerados sociales y populares no cabe la convocatoria a contramarchas peligrosas para la paz pública. Es responsabilidad del Gobierno garantizar el orden, y evitar la confrontación.