Como un joven menos tímido, del que conoció la prensa antes de su vinculación al Rubin Kazan de Rusia, se notó ayer a Walter Chalá. Él se sumó a las prácticas del Deportivo Cuenca tras el arreglo entre dirigentes de los clubes ruso (dueño de los derechos deportivos) y azuayo.
El préstamo del pase de Chalá, quien el pasado 24 de febrero cumplió 20 años, es por un año. El delantero imbabureño no brindó entrevistas y recién lo hará mañana. Su primera actividad fue ponerse a órdenes de Vicente Brito, médico del plantel colorado.
Luego del chequeo médico, Brito comunicó que “Chalá no tiene ningún tipo de contraindicación para la práctica de alta competencia y por lo tanto, ha pasado el control médico”. Después será sometido a exámenes de laboratorio y electrocardiografía, agregó.
Según Brito, la inserción del tendón rotuliano que ha padecido el jugador, es producto de su proceso de crecimiento. “No es una lesión, sino una función de crecimiento y desarrollo”.
Tras la evaluación médica, Chalá se unió al grupo. Por el mal estado de la cancha del complejo de Patamarca, el DT argentino Luis Soler decidió trabajar bajo techo. Con sus dirigidos se trasladó al tablado del coliseo del Colegio de Ingenieros Civiles del Azuay para que jugaran fulbito.
Allí, mientras hacía sus estiramientos, Chalá miraba con atención el juego de sus nuevos compañeros, aunque pocos son extraños. Él, en abril del 2009, llegó al Cuenca en busca de oportunidades como profesional y lo logró a mediados del 2010, luego de jugar en la Sub 18 y en la Reserva.
Debido a sus destacadas actuaciones, Chalá fue transferido en enero del 2011 por USD 1 millón al Rubin Kazan. Pero, no pudo actuar en el equipo ruso y por eso su intención de retornar al cuadro azuayo, dirigido por Soler.
Con Chalá se completa el plantel para el primer semestre de este año, según Soler. Hace dos semanas también se unió el zaguero Michel Castro, por dos años. Él deberá cumplir una suspensión hasta finales de mayo de este año.