Ni Olmedo ni Liga de Quito terminan de convencer a sus hinchadas. El equipo albo, del técnico Edgardo Bauza, dominó el partido frente al ‘Ciclón’: controló la pelota, tuvo más llegadas, fue más peligroso, pero no pudo concretar en el arco custodiado por Robinson Sánchez, el mejor jugador del equipo riobambeño.
Édison Méndez y Ariel Nahuelpan tuvieron la oportunidad de poner el marcador a su favor en la primera etapa del compromiso, pero fallaron. Ninguno de los dos jugadores dio el puntazo final, a pesar del deficiente trabajo que realizó la defensa del Olmedo, dirigido por Óscar Pacheco.
Las fallas de club visitante y del dueño de casa molestaron a ambos técnicos. El ‘Patón’ Bauza se mostró inconforme en el borde del área técnica. Eso se evidenció cuando el estratega argentino se tomaba del cabello, elevaba los brazos y miraba a sus colegas en la banca de suplentes.
El DT finalmente dejó de hacer esas acciones y se sentó cuando Alexander Domínguez cometió una infracción en su área, en donde en lugar de detener el balón con el pie tras un pase de uno de sus defensas, este decidió hacerlo con la mano.
El árbitro Daniel Salazar castigó esa infracción con un tiro libre, que no trascendió. La segunda etapa no varío mucho de la primera. Los jugadores albos continuaron manejando el balón, mientras que Olmedo lució más entrador, más aguerrido.
En este partido, el estratega Pacheco también tuvo su cita con la desesperación. Aunque sus pupilos no jugaron bien, estuvieron cerca de llevarse los tres puntos del estadio Casa Blanca, pero la falta de definición y el nerviosismo les jugó en contra.
Lo mismo les sucedió a Diego Calderón y Joao Plata, quién ingresó en lugar de José Cevallos, en Liga de Quito. Plata mostró sus habilidades con el balón y fue aplaudido por los hinchas, pero también recibió una tarjeta amarilla por fingir un penal.
La sanción no mermó su juego y en la etapa complementario se convirtió en unos de los jugadores más peligrosos, junto a Calderón y Fernando Hidalgo.
El DT Bauza terminó de dirigir el encuentro con el rostro largo y al borde del área técnica, desde donde impartió instrucciones a sus pupilos. Pacheco, en cambio, salió feliz. Se abrazó con Sánchez. Fernando Sanjurjo y Ariel Nahuelpan intercambiaron camisetas.