El delantero Wayne Rooney y el entrenador Alex Ferguson, que mantienen una peculiar relación de amor-odio, parecen haber aumentado la tensión en las dos últimas semanas y estarán en el foco de todas las miradas el domingo en el derbi ante el Manchester City en la Copa inglesa.
Ferguson no ha digerido, según la prensa, la salida nocturna no autorizada de la estrella del United en el ‘Boxing Day’, el 26 de diciembre, tradicional día festivo en Inglaterra, pero situado en una zona del año muy cargada de partidos en la Premier League. A pesar de las consignas del entrenador, Rooney salió a un restaurante en compañia de su esposa y de otros dos jugadores del equipo, Jonny Evans y Darren Gibson.
Según la prensa inglesa, los tres se presentaron al día siguiente en el entrenamiento en un estadio impropio para un deportista de alto nivel, lo que enfadó muchísimo a su entrenador. Para reafirmar su autoridad, el entrenador consiguió que Rooney fuera castigado con una multa de una semana de salario -más de 200 000 euros- y con un partido de suspensión.
Esto hizo que Rooney no jugara el siguiente fin de semana contra el Blackburn, contra el que el United sufrió una dolorosa derrota (3-2) en casa, perdiendo la ocasión de pasar a comandar la clasificación. El atacante regresó al once de los ‘Red Devils’ el miércoles en Newcastle, pero a falta de un cuarto de hora el jugador fue sustituido, cuando el United iba perdiendo 2-0 e intentaba remontar un partido que terminó perdiendo por tres a cero.
Según el diario The Independent, el divorcio total estaría muy próximo y Ferguson estaría dispuesto a vender a su mejor jugador incluso este mes, una información que fue desmentida por el club y por el propio Rooney.
“Mi futuro está con el Manchester United”, escribió el jugador el viernes por la noche en su cuenta de una popular red social de Internet, desmintiendo directamente la noticia del Independent. Este nuevo conflicto devuelve las dudas a la hinchada del equipo, que recuerda cuando Rooney, hace algo más de un año, pidió oficialmente su marcha del equipo, aunque otras fuentes apuntan que entonces sólo se trataba de una estrategia para obtener una subida de su salario.
La presencia o no del ‘Bad Boy’ del fútbol inglés en el terreno del Manchester City servirá de barómetro para saber cómo de grande es la fractura en el seno del club. Ronney ha conseguido esta temporada quince goles en todas las competiciones -once de ellos hasta el 18 de octubre y sólo cuatro desde entonces-. Jugó muy mal, por ejemplo, a principios de diciembre en Basilea, en la derrota por 2-1 que costó al equipo la eliminación en la Liga de Campeones europea y tampoco asumió un papel de ‘superstar’ en la humillación histórica sufrida al caer 6-1 ante el Manchester City en Old Trafford.
En caso de derrota el domingo, el Manchester United, que también está eliminado de la Copa de la Liga, se encontraría ya en enero con un único objetivo a conseguir, la Premier League, algo que no ha vivido desde la temporada 1981-1982.