La Agencia Espacial Europea (ESA) abogó por retirar cuanto antes los miles de desperdicios humanos que orbitan en torno a la Tierra, conocidos como chatarra espacial, por los riesgos que representan para el medioambiente y la seguridad.
En el Foro sobre Basura Espacial, que se clausuró el viernes pasado, tras cuatro días de ponencias en Darmstadt (oeste de Alemania), varios científicos recordaron el peligro que suponen estas partículas para satélites meteorológicos y de telecomunicaciones, pues aunque son pequeñas circulan a unos 25 000 kilómetros por hora.
La propia Estación Espacial Internacional ha tenido que desviarse de su camino en varias ocasiones debido a la chatarra espacial.
“Tan solo la eliminación activa de entre cinco y diez grandes objetos por año puede invertir la tendencia al alza de la cantidad de chatarra espacial”, aseguró en su ponencia el director del área encargada de la basura espacial de la ESA, Heiner Klinkrad, ante cerca de 350 expertos de todo el mundo que estaban en el evento.
“Debemos actuar rápido”, declaró Klinkrad, y añadió que lo ideal para afrontar este problema de carácter mundial sería encontrar propuestas para la eliminación de los residuos en el transcurso de los próximos diez años.
Una de las ideas que se barajan para la retirada de estos cuerpos celestes inservibles es el uso de una gran red movida por un satélite, lo que permitiría agruparlos en una zona donde ya no representen un peligro, de manera que la basura quedaría controlada.
Se calcula que circulan alrededor de la Tierra cerca 23 000 objetos con dimensiones mayores de 10 cm, a un promedio de 25 000 kilómetros por hora. A estas velocidades, según explicó Klinkrad, los objetos más pequeños también representan un peligro, ya que “la energía que se desprende de las colisiones es gigantesca”.
El cohete Long March 2D, el cual llevó exitosamente al satélite ecuatoriano Pegaso a 650 kilómetros de altitud, también se convertiría en chatarra espacial. Ronnie Nader, director de la Agencia Espacial Ecuatoriana EXA, detalló que luego de la expulsión de Pegaso, el cohete se quedará en la órbita; es inevitable, añadió. Todo lo contrario pasará con el aparato ecuatoriano, que tiene un año de misión y una garantía de cinco. Después de cumplir con los objetivos, Pegaso descenderá del espacio. De hecho, cuenta con una programación automática para que descienda en el 2018, totalmente quemado.
Esta programación también se implementó en su gemelo Krysaor, otro satélite que llegará al espacio en agosto, pero que terminará con su misión en 12 años más.