El fútbol americano y su evento más importante, el Súper Tazón tienen una relación con la música, que ha logrado que durante el promedio de cinco canciones que dura el entretiempo del partido, el mundo entero mire con más interés que aburrimiento al campo marcado en yardas.
Este año el evento se realizará el próximo domingo, en elMetLife Stadium, de Nueva Jersey; pero será transmitido al mundo por la cadena CBS y sus filiales. La televisora ha apostado por el cantante de pop Bruno Mars y el cuarteto de funk rock Red Hot Chilli Peppers para incrementar el número de espectadores durante este espacio, que en los últimos 20 años ha sido testigo de momentos memorables.
Las presentaciones épicas y musicalmente brillantes de The Who (2010), Prince (2007), Rolling Stones (2006), Paul McCartney (2005), No Doubt (2003), U2 (2002), James Brown (1997), Diana Ross (1996) y Michael Jackson (1993) contrastan con las más infames, como el fallido acto del mago Elvis Presto en 1989 o la exposición del seno de Janet Jackson en su show del 2004.
Aquel incidente que protagonizó la hermana de Michael dio pie para que el espectáculo sea televisado con cinco segundos de retraso y así la producción pueda censurar cualquier acto que considere ofensivo. Los únicos que pusieron nerviosos a los ejecutivos de la censura fueron los Rolling Stones, cuyas letras algo subidas de tono tuvieron que ser atenuadas.
Sea como sea, los ‘halftime shows’ han sido más que entretenidos cuando han intervenido artistas premium, por el factor del estímulo sensorial o por la intervención de lo impredecible. En las décadas del 60 al 80, los dueños de la NFL y los directivos de la cadena que emitía el juego, preferían a las bandas de guerra o a las producciones coreográficas montadas por Disney.
Recién en 1991 se contó con los entonces ídolos juveniles New Kids On the Block. Pero fue el espectáculo de Michael Jackson, dos años después, el que redefinió el entretiempo del ‘Super Bowl’; tanto por su complejidad como por haber incrementado los ratings. Desde ahí fue deliberado el esfuerzo de tener a grandes estrellas.
Lo interesante de esta asociación entre la música de masas y uno de los deportes más populares de EE.UU., es que los grandes nombres del pop y el rock que han interpretado a mitad de la gran final del fútbol americano, no han cobrado ni un centavo por su show.
Para los músicos, la retribución viene de la megapromoción que significa ser visto por millones de personas no solo en EE.UU. (el show se reproduce en cerca de 125 países en el mundo). De hecho, por eso se entiende que el número de espectadores se incremente exponencialmente en el entretiempo. Durante la presentación de Madonna en el 2012, hubo tres millones de conexiones más que durante el juego. Los 114 millones de personas que la vieron, la coronaron como la artista con más ‘rating’ en la historia del Súper Tazón.
El negocio de CBS es tan redondo, que aparte de no tener que pagar un solo centavo a los artistas más codiciados del mundo, oferta el espacio publicitario con más alcance de la televisión estadounidense. En el entretiempo de este año hay espacio para cualquier marca dispuesta a pagar una cifra promedio de USD 4 millones y la característica de este evento en las últimas décadas es contar con un inventario extenso de publicidades.
La más larga hasta la fecha fue una pauta comercial de 120 segundos de la empresa automotriz Chrysler que en el 2011 gastó USD 12 millones por un video promocional protagonizado por el rapero Eminem. Al contrario, la más corta duró apenas cinco segundos. La misma fue para promocionar un restaurante llamado Ivar’s durante el juego del 2009.
Una muestra de la fuerza de penetración comercial que tiene este evento es que después de estrenarse ahí un comercial de Volkswagen en el 2012, el video del mismo fue compartido cerca de seis millones de veces a través de las redes sociales y las ventas del modelo promocionado (Passat) se incrementaron en un 116%.