Mientras Edward Snowden estuvo en Hong Kong recibió varias visitas. Entre ellas las de los invitados a su fiesta de cumpleaños y de los abogados, con quienes mantuvo varias reuniones.
A todos les hizo el mismo inusual pedido, que guardaran sus teléfonos móviles dentro del refrigerador, en un intento de evitar que estos aparatos fueran intervenidos.
Esta ‘carta debajo la manga’ del exagente de la CIA, responde al nombre de ‘La jaula de Faraday’ y poco o nada tiene que ver con la temperatura en el interior de electrodoméstico.
‘La jaula de Faraday’ es un fenómeno electromagnético, el mismo que se presenta cuando un rayo cae encima de un avión y de un automóvil.
De la misma manera en la que estos medios de transporte funcionan como contenedores que repelen la energía que descarga un rayo, actúa el refrigerador sobre el celular.
Cuando una ‘jaula de Faraday’ funciona a la perfección, las señales de radio, ondas o cargas electromagnéticas, que pueden surgir de un intento por rastrear los teléfonos móviles no pueden atravesar las paredes del contenedor en donde se encuentran los aparatos.
Lo que probablemente pretendía Snowden era utilizar la nevera como un contenedor anti escuchas. Quería bloquear las señales de radio que pueden ser usadas para transmitir datos de audio o de voz.
Así lo explica Heather Murphy en una publicación en el blog The Lede de The New York Times, para el cual consultó a Adam Harvey, un diseñador especializado en productos de contravigilancia.
Sin embargo, para que el fenómeno sea efectivo, dos factores fundamentales se conjugan. El primero tiene que ver con la importancia del material del envase y su calidad cóncava.
La auténticas ‘jaulas de Faraday’, como la que se encuentra en el Deutches Museum en Alemania, están hechas de metal y son huecas en su interior.
Principios físicos básicos indican que los metales, contrario a los plásticos o a las maderas, son conductores de electricidad. Por eso, cuando un rayo cae en un vehículo la energía se fija en el exterior y el campo eléctrico en el interior es nulo, por lo que los pasajeros en el interior permanecen sanos y salvos.
Con base en esta afirmación, si es un hecho o no que un frigorífico pueda convertirse en una ‘jaula de Faraday’, depende del material sus paredes y de que su diseño envuelva bien el interior.
De esta manera y de acuerdo a lo que expone el experto Adam Harvey, no todas las refrigeradoras pueden ser útiles para efectos de aislamiento como el que buscaba el exagente estadounidense. Aquellas con paredes gruesas y cuyas superficies están elaboradas principalmente de metal tienen un mayor potencial de funcionar como barreras electromagnéticas.
Harvey incluso propone una mejor alternativa: una simple coctelera metálica. El diseñador aprendió, después de una serie de investigaciones y experimentos, que este artilugio propio de los bartenders actúa como una óptima ‘trinchera’ de transmisión de datos de celulares.
Esta idea fue puesta a prueba en el portal MAKE, por Michael Colombo, quien registró los resultados en un video.
Otra elección más simple aún, que se le pasó al ‘topo’ estadounidense es la que utiliza el Licenciado en Ciencias Químicas, Cayetano Gutiérrez Pérez, para explicar el fenómeno de Faraday en un video. Envolver al celular en una lámina de papel aluminio basta para bloquear las señales de radio.
Por otro lado, en el texto de Heather Murphy se ‘bajara’ también otra opción que pudiera parecer más lógica, pero no por eso más adecuada o eficaz. ¿No se le ocurrió a Snowden simplemente pedirles a sus abogados e invitados que les quiten las baterías a sus celulares para acabar con el problema desde la raíz?
A parte del hecho de que a algunos de los teléfonos móviles con alta tecnología resulta difícil removerles la batería, muchos de estos aparatos tienen sistemas de alimentación adicionales que no impiden el rastreo de datos.
En conclusión, no todas las neveras funcionan como ‘jaulas de Faraday’ y pudiera ser que la que Edward Snowden tenía ‘a la mano’ al momento de recibir a sus visitas cumpliera con los requisitos necesarios o quizás no.