Nadie imaginó que Juan Baxeras, a quien el 24 de agosto de 1887 se le premia con la obrita de D. M. Pons y Fuster El Buffon de los niños como mejor alumno del Ateneo de Sans, en la ciudad de Barcelona, sería el artífice de una colección de plantillas de cartón perforadas que, por cierto, guardó en el cajón secreto del escritorio hasta el día de su muerte.
Cuatro de ellas llevan en el borde inferior la indicación “Palma” y, al repasar los archivos de la biblioteca, vemos que dicho ateneo mantuvo prestados al habitante sansino J. B., entre enero de 1901 y julio de 1902.
Los cuatro tomos de las Tradiciones peruanas (en edición de Montaner y Simón; Barcelona, España, 1893-1896) escritas por el prosista limeño Ricardo de Palma; unos volúmenes en cuarto de “tapa dura color marfil decorado como si fuera un libro de primera comunión para niños gigantes”, en palabras de Leopoldo de Trazegnies Granda.
Las cuatro plantillas “Palma” no llevan numeración lo que obliga a desarrollar un mayor esfuerzo. Elegida una comenzamos a aplicarla hoja a hoja en el primer tomo. Resultado negativo. Probamos en el segundo y cuando alcanzamos la página 33, “El Cáliz de Santo Toribio”, comprobamos que los 30 agujeros coinciden a la perfección con 30 letras. La frase que se forma es: “Esta puerta abre a mi propio paraíso”.
Después, las tres plantillas restantes, una para cada volumen de la obra, deparan también resultados de gran cripticismo.
Es mi amigo catedrático de teoría literaria Blesa Lalinde, hombre de gran suerte en lo vital y en lo anecdótico quien, en un puro acto de anarquía, agarra uno de los artilugios y lo aplica a una de las páginas finales del tercer tomo. Y aquí se rompe la lógica del proceso: la misma plantilla antes citada es capaz de dar otro resultado, en otra página, en otro tomo, lo que nos lleva a la desesperación y a la obligación moral de reaplicar las cuatro, barrer con cada una 1528 páginas, la obra completa; labor, a fecha de hoy, aún no emprendida.
Y, como detalle curioso, decir que así reza el texto surgido por el azar blesiano: “Crecerán su cara y manos toda la vida”.
* Francisco Ferrer (Barcelona). Poeta y narrador, filólogo, ornitólogo. Traductor de Flaubert, Claudel, Monod, Tzara, Montale.