Entrevista a Gustavo Noboa Bejarano, ex Presidente de la República del Ecuador (2000-2003)
Cuando terminé mi Presidencia comenzó la persecución de Febres Cordero autotitulado ‘perro hambriento’ y me llevó al asilo de dos años en la República Dominicana. Luego vine a Ecuador con mi boleta de libertad y hubo otra persecución en el gobierno de Alfredo Palacio. Febres Cordero, y la fiscal (e) Cecilia Armas, que me tuvieron detenido en mi casa 10 meses sin orden judicial.
¿Quiere revivir a un cadáver político como el ex presidente Jamil Mahuad?
No voy a revivir a nadie. Dicen que en el Ecuador no hay cadáveres políticos. El año pasado comencé a investigar, encontré 16 libros sobre este tema.
¿En el libro trata de victimizarse cuando dice que nunca Mahuad lo tomó en cuenta?
No es nuevo. No conocía del feriado bancario ni del congelamiento, yo no tenía idea.
¿El presidente Mahuad no confiaba en usted?
No, era una verdadera marginación. Y no es que yo me hago la víctima, es la verdad. Y esa es la verdad que me permite ser Presidente, porque no fui cómplice.
Cuando usted dice que pudo ser Presidente porque no fue cómplice…, ¿de qué?
Cómplice del feriado bancario, del congelamiento. Ahí cuento un relato pequeño de cómo increpé a Álvaro Guerrero.
Del Banco de la Previsora.
Y era asesor principal de Mahuad en este tema.
En su libro revela que los primero días de enero del 2000, Mahuad le dijo que quería declararse dictador, ¿él estaba seguro de eso?
Eran tres escenarios. Él era un hombre demócrata, siempre lo fue. Pero vuelven los lambones, vuelve el empujón, vuelven las sirenas al oído de Ulises.
¿Quiénes eran ellos?
Léame el libro y usted saque consecuencias. Ellos le decían que debía declararse dictador.
¿Pero él quiso asumirlo?
No quiso. Yo le dije “eso no va. Tú eres un demócrata y yo también”.
No tenía popularidad.
Ni las Fuerzas Armadas ni el Gobierno de Estados Unidos iban a aceptar. Por lo tanto, era impensable una dictadura, un ‘fujimorazo’, como se decía en esa época. Lo que quería era que asuma la fuerza para manejar esas cosas.
Carlos Larreátegui escribió, en un artículo, que resulta poco admisible su afirmación de que Mahuad tenía intenciones dictatoriales.
Carlos debe hacer una diferencia entre escribir como político o como rector universitario. Ese artículo es temerario, y voy a enviar una carta a EL COMERCIO.
¿Por qué temerario?
Él dice que yo como que me paseaba como un general diciéndole a los ministros que le digan a Mahuad que le pida la renuncia al general (José) Gallardo. Pero no necesito recaderos. A Mahuad yo le dije pídale la renuncia.
¿Por qué?
Él cometió la imprudencia de, siendo ministro, político, de vestirse con uniforme militar, y entonces la tropa y los oficiales no vieron bien eso. Eso le restó al General fuerza de mando.
Larreátegui dice “sacando a Gallardo fue una debilidad de las Fuerzas Armadas”.
Eso es tendencioso, porque deja entrever que la salida de Gallardo facilitaba el golpe.
¿Altos mandos militares veían a Gallardo como obs-táculo para la sublevación?
Esa es una apreciación de Larreátegui, es una opinión subjetiva suya. No veo ningún elemento de juicio para ser eso.
¿Por qué cree que lo hace?
Por ser amigo de Jamil, no creo que lo haga por desprestigiar a Gustavo Noboa, a quien nadie le va a quitar el prestigio a esta altura del partido. Peor enemigo que Febres Cordero nadie puede tener.
¿Ahora tiene enemigos?
Parece que por ahí de repente salen (risas).
¿El presidente Correa?
Es mi amigo.
Pero lo ha criticado públicamente varias veces.
Es que ese es Rafael, pues.
En el libro también menciona su amistad con Osvaldo Hurtado, ¿qué influencia tuvo él en su Gobierno?
Ninguna.
¿Hurtado gobernó a través de Pedro Pinto, el vicepresidente que usted escogió?
No. Pedro Pinto es un caballero, fue ministro de Osvaldo. No. El que quiso gobernar desde el primer momento fue Febres Cordero y lo puse en su puesto.
¿Hurtado le prestó la banda presidencial a usted?
Se la pedí porque no tenía. Debido a mi amistad con Osvaldo le dije si podía prestarme su banda para el momento de mi posesión.
Hurtado pidió en una carta a Mahuad que debía renunciar, ¿estaba de acuerdo?
El presidente del Congreso, Juan José Pons, cuando las cosas estaban terribles, fue a visitarme y me dijo “¿tú vas a pedirle la renuncia al presidente Mahuad?”, le dije “en absoluto, yo soy leal al Presidente y jamás se me va a ocurrir a mí pedirle la renuncia”. Me preguntó“¿en caso de que el Presidente renuncie o termine sus funciones, usted asume?”, le dije “sí, yo asumo la Presidencia”. Me respondió“bien, me gusta saberlo, porque si no asumía yo”.
¿Él quería la Presidencia?
Porque le tocaba por línea. Todavía tengo material para otro libro (risas).
Juan Larrea Holguín intentó que Febres Cordero y usted firmaran un acuerdo.
Me preguntó si yo estaba dispuesto a firmar la ‘pipa de la paz’ con Febres Cordero y le dije que sí. Pero le advertí que él no lo firmaría. Pasaron 15 días y me dijo “nos olvidamos del documento, el ex Presidente no quiso firmar”.
¿Cuáles eran los puntos?
Ya me olvidé, porque tengo alzhéimer parcial a veces (risas).
HOJA DE VIDA
Su experiencia. Ex Presidente y ex Vicepresidente de Ecuador. Sus libros: ‘Alegatos contra la infamia’, ‘La corrupción judicial y la judicialización de la política’ y uno sobre su asilo.