A los 16 años, Yolanda (nombre protegido) salió de su casa, en un pueblo colombiano, de la mano de su novio. Su familia no volvió a verla hasta tres años después cuando la Policía ecuatoriana la detuvo en un operativo en un centro nocturno de la Costa. La encontraron drogada y recostada sobre un colchón.
Yolanda mantiene su vista en el piso, le cuesta mirar a los ojos. Sentada con las manos en las rodillas relata poco de los tres años que permaneció prisionera por una red que se dedicaba a la trata de personas. No quiere ser fotografiada, teme que aunque ya ha pasado un año, sus secuestradores la reconozcan. “Me amenazaban, me golpeaban, todo el tiempo repetían que matarían a mi familia en Colombia, si avisaba algo a los clientes o a la Policía”.
Según datos de la Unidad de Trata del Ministerio del Interior, 126 víctimas fueron rescatadas, el año pasado en el país. El 50% fue menores de edad.
Doris Moreno, directora de la Unidad, menciona que el 90% de las víctimas sufre violencia sexual y el 79% explotación sexual. “Estamos hablando de un problema latente no solo en el país, sino en varias partes del mundo. Son delitos que en la mayoría de casos quedan en la impunidad”.
De 187 casos denunciados en la Policía, Fiscalía y organizaciones de apoyo, entre el 2011 y 2012, existen 11 dictámenes fiscales acusatorios y cinco sentencias condenatorias. “Se trata de cambiar esta realidad y que haya justicia”, sostiene Moreno.
En el Encuentro Nacional sobre Trata de Personas, que se realizó a mediados de este mes en Quito, el Ministerio del Interior refirió que unas 6 000 personas son víctimas en el país constantemente, es decir, que la cifra es permanente, aun con los rescates y operativos. Las cifras aumentan en América Latina. Según la Organización Internacional para las Migraciones, 800 000 personas en la región son víctimas de trata, 500 000 de ellas sufren explotación sexual.
Cuando Yolanda cumplió 15 conoció a un joven que tiempo después le pidió que se escapara de su casa. Le ofreció una mensualidad para su familia y le prometió que en Ecuador ganaría mucho dinero cuidando niños. “No conocía la realidad, pensaba que por ganar en dólares compraría todo lo que necesitaba y volvería a mi casa, con mi familia”.
El hombre la secuestró un mes y la vendió a una red en Ecuador. No le permitían tener contacto con su familia y la explotaban sexualmente, muchas veces bajo efectos de la droga.
En el Proyecto de Seguridad Integral en la frontera norte, bajo la investigación ‘La trata ante el espejo’, financiada por la Unión Europea, se afirma que en el país, el 66% de las víctimas son mujeres, el 13% son niñas y el 9% son niños. Según el documento, Ecuador “se ha convertido en un lugar de origen, tránsito y destino de niñas y niños, adolescentes, mujeres y hombres”. Además menciona que el 10% de las víctimas ecuatorianas se mantiene en el país, principalmente en la frontera norte y el 90% sale al exterior.
En este contexto, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (Unodc), en su informe sobre la Globalización del Crimen, señala que, por trata, el 79% de mujeres es víctima de explotación sexual, el 18% de esclavitud laboral y el 3% de otros maltratos. Carla vivió una situación similar desde los 13 años. Se fue con un hombre que la encerró en un cuarto junto a otras chicas. Salían con guardias directamente a una casa de citas.
Con voz baja, la joven de ahora 17 años, relata que a las otras mujeres las golpeaban cuando reclamaban. “Yo prefería quedarme callada. Era muy pequeña, no sabía cómo defenderme ni cómo salir de ahí. Todo el tiempo nos mantenían vigiladas”. Su familia se preocupó cuando desapareció y su madre no descansó hasta encontrarla pese a no tener recursos. Tras una llamada que Carla pudo hacer del teléfono de uno de sus custodios pudieron rescatarla y arrestar a su secuestrador.
Xavier Córdova, viceministro del Interior, señaló que la trata es un delito invisible en el país y muchas de las víctimas no son reconocidas como tales debido al miedo, las amenazas o afectación psicológica. Dijo que Ecuador no es solo un país de origen y que muchas personas desaparecen en las calles debido a este delito.
En el 2011, la Unodc realizó un informe sobre la Prevención al Delito de Trata de Personas. El documento contiene un mapeo de las rutas de las redes de tráfico. De Brasil, Colombia, Ecuador y Perú salen víctimas hacia EE.UU., Europa del Este y Central (ver infografía). Según el estudio, el 13% de las víctimas de trata en Europa es sudamericana.
El Encuentro de Trata se efectuó precisamente para informar y sensibilizar a funcionarios y a la ciudadanía. El fin es reconstruir el Plan Nacional para la Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Protección Integral a las Víctimas. Sin embargo, la ex concejala de Quito y presidenta de la Fundación Nuestros Jóvenes, que ayuda a víctimas de trata y tráfico, Margarita Carranco, dice que el problema no es visibilizado como debería por las autoridades. “No solo hay que llegar a los traficantes, la sanción debe ir a los clientes, a esas personas que pagan incluso porque las mujeres, adolescentes o niñas sean vírgenes”.
Lo poco que le pagaban a Carla los clientes debía entregárselo a su secuestrador. “Nunca se cumplió lo que él me prometió, pensé que podía ayudar económicamente en mi casa…”.
La Fundación Nuestros Jóvenes es una de las instituciones que asiste a las víctimas en el país tanto en trata interna como externa. En el 2010 resumió los resultados de sus investigaciones sobre este delito y reflejó que la mayor incidencia de casos se presentan en provincias de la Costa, sobre todo en Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos, Manabí y Guayas.
Algunas lágrimas caen por el rostro de Yolanda mientras recuerda esos momentos. Dice que ya son pocas. Recoge su cartera y se levanta. “He recibido apoyo en este país. Preferí quedarme a vivir aquí, aun estando lejos de mi familia. Voy a terapias constantemente y sé que los míos están fuera de peligro en Colombia, pero fue duro sobreponerme”.
Puntos de vista
Tania Moreno. Fiscal especializada en delitos sexuales
La impunidad radica en los vacíos legales
Pese a que la trata de personas es un negocio ilícito que viola derechos humanos, existen complicaciones desde el ámbito jurídico para sancionar este tipo de prácticas. Existe una ‘impunidad normativa’ que se evidencia en la ausencia de sanciones para los ‘clientes’ de quienes explotan a personas. En algunos casos la normativa solo se refiere a la regulación de los permisos de funcionamiento con que cuentan los centros dedicados a la prostitución. Algunas víctimas declaran ejercer la prostitución voluntariamente por miedo a los cabecillas de estas redes. El nuevo código penal deberá ser claro en diferenciar estos aspectos.