Vías para transporte alternativo buscan reducir tiempos de traslado, en la Shyris. Foto: Archivo El Comercio
La recuperación tras el vendaval sanitario y económico del covid-19 en ciudades ha de pensarse bajo un membrete inevitable: debe ser ‘verde’.
Naciones Unidas, a través de su secretario general, António Guterres, pidió el 16 de abril del 2021 que lo que se invierta en recuperación pospandemia sea aprovechado en nuevas formas de gestionar aspectos como el transporte en los centros urbanos, para contribuir al cumplimiento de las metas del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
En este sentido, el Grupo de Liderazgo Climático C40 ya tiene lista una agenda para que los alcaldes emprendan una “recuperación justa y verde”.
Esta es una red constituida en el 2005 por un grupo de ciudades que aúnan esfuerzos, de cara a reducir las emisiones a la atmósfera y acelerar la transformación hacia una sociedad resiliente y descarbonizada.
Quito se integró el 29 de enero del 2019, junto con otras nueve urbes latinoamericanas: Buenos Aires, Ciudad de México, Curitiba, Guadalajara, Lima, Medellín, Río de Janeiro, Salvador y São Paulo.
La hoja de ruta incluye una propuesta que ya ha llegado incluso a campañas electorales: las ‘15 minutes cities’ o ‘ciudades de 15 minutos’. En pocas líneas, la ONG estadounidense Congreso para un Nuevo Urbanismo la define como “una geografía ideal en la que la mayoría de las necesidades humanas y muchos de sus deseos están localizados a una distancia de viaje de 15 minutos”.
Puede ser a pie, en bicicleta u otros medios de transporte livianos, como escúteres e incluso un vehículo a motor.
Anne Hidalgo, alcaldesa de París, con miras a su reelección propuso a sus votantes, el año pasado, llevar más allá el esfuerzo que consiguió reducir un 8% el tráfico de carros en el 2019 en la ‘Ciudad Luz’.
Su nueva meta es que nadie tarde más de un cuarto de hora en ir hacia su trabajo o llevar a los niños al colegio; una capital francesa pensada para los peatones que, a su vez, vaya “descarbonizando” su economía.
La victoria de Hidalgo en las urnas hoy pone su nombre como opción para una candidatura al Palacio del Elíseo.
La ciudad de Melbourne (Australia), en cambio, plantea en su plan urbanístico 2017-2050 un modelo de ‘vecindarios de 20 minutos’, en el que los habitantes no deban movilizarse más de 800 metros desde sus hogares para comprar, trabajar, estudiar, entretenerse y acceder a servicios públicos. Se ejecutan dos planes piloto.
Todo esto bajo la premisa de que un estilo de vida hiperlocal beneficia a la salud y al medioambiente y empodera a los pequeños negocios y a las acciones comunitarias.
Pese a los confinamientos y a la suspensión de clases por casi 13 meses, un estudio global de la compañía estadounidense Inrix estableció que en la capital ecuatoriana sus habitantes perdieron, en promedio, 87 horas atrapados en el tráfico durante el 2020.
Sin embargo, como apunta el urbanista John Dunn, la proyección de una ciudad es algo que -como se puede notar en el caso australiano- plantea resultados que se podrán ver solamente a largo plazo.
Este arquitecto afirma además que en los últimos años Quito ha mostrado señales, como el desarrollo de las comunidades en distintas zonas, para pensar en que se puede conseguir una articulación que involucre a las personas.
No se trata solamente de poner vías que brinden posibilidades de cambiar al carro como principal medio de transporte, sino que sea ese elemento humano el que permita ir construyendo un modo de vida integral en un sector.
Por su lado, el Instituto Metropolitano de Planificación Urbana propone en su Visión 2040 que Quito sea una urbe que cuide y disfrute del patrimonio natural, priorice al peatón, tenga espacios públicos de calidad y con movilidad eficiente, sostenible e inclusiva.
Su actual director ejecutivo, Paúl Jiménez, agrega que el Metro como solución de transporte masivo, al integrarse con toda la red de transporte público, se volverá de gran importancia para que el tiempo de desplazamiento de los ciudadanos vaya disminuyendo.
A esto se suma el aumento paulatino de ciclovías. Eso sí, advierte, el modelo de 15 minutos de distancia para cubrir todas las necesidades no se podría cumplir en toda la urbe. Esto se verá, principalmente, en los asentamientos informales y no regularizados.