A diferencia de otros países de la región, la economía ecuatoriana necesitará más tiempo para recuperarse de los efectos de la pandemia.
Luego de haber tocado fondo el año pasado, con una caída del 7,5% en el producto interno bruto (PIB), la proyección para este año es de apenas 2,5% de crecimiento, según las nuevas estimaciones presentadas esta semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Eso significa 2,3 puntos menos del cálculo realizado a finales del año pasado.
El ajuste a la baja evidencia los escasos resultados en materia de vacunación durante el primer trimestre del año, lo cual hace prever una lenta normalización de las actividades productivas. La caída de ingresos tributarios en el primer trimestre también desnuda los problemas del aparato productivo para superar la crisis. A eso se suma el escaso financiamiento internacional, que limita la capacidad del Gobierno para inyectar liquidez en la economía nacional y reactivar el consumo.
Desde que empezó la pandemia en el mundo, la economía y la salud han ido de la mano. Ahora que se han puesto en marcha planes masivos de vacunación, las desigualdades entre países hacen prever que la recuperación será lenta y desigual.
Por un lado están los países avanzados, que se acercan a sus niveles previos a la pandemia. Y por otro, los países emergentes, cuya recuperación se ralentiza debido a su menor capacidad fiscal y al lento acceso a las vacunas, según el FMI.
Ecuador está en el segundo grupo de países, en el cual también hay diferencias, como se evidencia en las proyecciones de crecimiento económico de América Latina.
Mientras Perú, Chile y Colombia prevén crecer a tasas de entre 5,1 y 8,5% este año, Ecuador alcanzará solo el 2,5%, convirtiéndose en el segundo país de la región con peor desempeño económico, luego de Venezuela, cuya economía seguirá en caída libre este año (-10%).
Ecuador necesita dar un giro de timón en el manejo de la salud y la economía. No hacerlo significará menos crecimiento y menos empleo.